Las amenazas a funcionarios son más frecuentes y ha habido una agresión y un intento
No es la primera vez que funcionarios de prisiones alertan de que la centenaria cárcel de Pamplona se encuentra entre las más masificadas de España y que su estado no ayuda a la reinserción de los presos.
Pero ésta es la primera ocasión en la que apuntan que "el hacinamiento, la diversidad de nacionalidades de los internos y las obras permanentes en el interior del edificio" están creando conflictividad entre los presos que ya están padeciendo los funcionarios desde hace un año: además de recibir amenazas, un compañero ha sido agredido y otro ha sufrido un intento. "En este momento, con 253 internos, la cárcel de Pamplona tiene una tasa de ocupación de casi el 260% de su capacidad", señalan dos portavoces de los sindicatos ACAIP y CSIF, con el 35 y el 20% de funcionarios afiliados, respectivamente. La solución a corto plazo, dicen, sería el traslado de internos a otras prisiones.
"La situación no está fuera de control, ni mucho menos, pero en el último año ha tendido a complicarse", explica. "Las amenazas no son constantes, pero se están produciendo con mayor frecuencia. Y la agresión sufrida por el compañero le tuvo un mes de baja por las lesiones que le causó un interno". Los portavoces señalan que la normativa penitenciaria entiende la condena "como un tratamiento", para lo que debe haber una clasificación de los internos dependiendo del delito cometido, de su situación (prisión provisional, sentencia firme o reincidente), de su edad... "Para eso, el centro tiene que tener capacidad adecuada, y la de aquí esta sobre saturada", indican. En cada turno de mañana y tarde trabajan 10-11 funcionarios, que descienden a 4-5 por la noche.
Proceso continuo de obras
De los 253 internos, unos 240 son hombres, y de éstos, el 37% extranjeros (94 presos de 20 nacionalidades). Sólo hay una división: jóvenes (de 18 a 21 años) y adultos. Y aunque están situados en departamentos distintos y la normativa marca que no pueden mezclarse, "las obras que se están llevando a cabo en algunas celdas hace que internos adultos tengan que ser trasladados al departamento de jóvenes". "En Pamplona, el proceso de obras en el que estamos inmersos es continuo por ser un establecimiento tan antiguo". Y esas obras no ayudan precisamente a mejorar el ambiente de seguridad. "Si hay que reparar celdas, tienes que dejarlas libres y pasar a los internos a otras, creando hacinamiento en ese lugar. Además, hay trasiego de internos que realizan las obras y de los profesionales que viene de fuera, se utilizan herramientas que podrían descontrolarse...".
Arquitectura en desuso
Ser centenaria la convierte en una de las pocas del país ("contadas con los dedos de una mano") que está construida de forma radial, "un sistema arquitectónico en desuso que consta de un centro de vigilancia con galerías que salen de él". La disposición de la mayoría de prisiones es por módulos de acuerdo con una clasificación de los internos. "Los módulos tienen todos los servicios (comedor, talleres ocupacionales, gimnasio, escuela...), de forma que los internos no se mezclan, lo que redunda en mejor tratamiento y mayor seguridad".
Los portavoces de los dos sindicatos dicen ser conscientes de que "todo el panorama penitenciario español está similar y hay un desbordamiento generalizado", pero también que hay que tener en cuenta que en la cárcel de Pamplona se está viviendo "muy particularmente por las condiciones concretas que tiene". "Si ya sólo el diseño arquitectónico hace difícil garantizar la seguridad en todos los aspectos, hay que unirle el hacinamiento".
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