La prueba de sumo, novedad de Campus Trophy de este año, provoca que las participantes agudicen sus habilidades para enfundarse los trajes de competición
DIEZ personas y cuatro trajes para la competición. Con estos ingredientes, las jóvenes aspirantes a luchadoras de sumo pelearon por sacar a sus oponentes del ring en el menor tiempo posible. Pero las estrategias encima de la tarima no fueron las únicas, ya que el mayor desafío estaba fuera de los límites de donde se celebraba la prueba.
Tumbadas en el suelo, con habilidad y esforzándose por meter el cuerpo dentro de los disfraces acolchados de sumo durante más de un minuto para terminar en el suelo tras apenas cinco segundos de lucha. "Quizá es porque es el primer año que existe esta modalidad, pero el sistema no tiene mucho éxito", comentó Elisa Manjón Acaz, de 23 años, tras forcejear con su disfraz durante casi cincuenta segundos.
Miriam Iturgaiz Elso fue una de las primeras en concursar. Tras más de 45 segundos en ponerse traje y casco protector, subió a la colchoneta y derribó a su oponente en menos de 6 segundos. "No te da tiempo a saber si ganas o pierdes". A pesar de considerarse un deporte individual, las chicas demostraron dotes de compañerismo en todo momento, ya que se ayudaron entre sí para vestir y subirse a la tarima. "Te cansas más vistiéndote que jugando", se quejó Elisa Manjón.
Novedades redondas
Las jóvenes cambiaron el círculo habitual de lucha por un cuadrilátero y una colchoneta para que amortiguara las caídas. "El plástico resbala más", explicó María Resano Goizueta, de 18 años.
Otra de las novedades fue el cambio de puntuación. "Aunque se caiga, quien más tarde en tocar la tarima recibe tres puntos", detalló uno de los organizadores. En las jornadas anteriores, cualquier jugadora que caía al suelo no recibía ningún punto.
© DIARIO DE NAVARRA. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual