Jesús Mari Eugui fue protagonista ayer en Elizondo, pero también lo fue hace hoy dos semanas en Pamplona. Aquel día, como acostumbra cada dos meses, se desplazó a la capital, con la intención expresa de donar sangre. Era por la tarde y, como hace siempre, aparcó el coche frente al Banco de Sangre, dentro del Hospital de Navarra. Durante la extracción, alguien vio que la grúa se llevaba un coche. "¿Es vuestro?", preguntaron a los donantes. "Es el mío", respondió perplejo Eugui. Ya era tarde. La grúa iba camino del depósito y le dijeron que sólo lo podría sacar allí. De modo que, con el informe que le entregaron en el Banco de Sangre, cogió un taxi y acudió al depósito. "Pero las funcionarias ni siquiera me hicieron caso. Lo peor fue la impotencia, el trato", recuerda. Total, tuvo que pagar más de 70 euros por sacar el vehículo y otros 90 de multa. Javier Boneta, presidente de Adona, dijo que recurrirán la multa y que esperan resolver el caso. "Es inexplicable, durante años he dejado el coche ahí y nunca tuve problemas", dice Eugui.
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