Un gol de Sergio de penalti muy dudoso de Cruchaga a Filipe cuando faltaba media hora le dio al Dépor una excesiva recompensa
Después de padecer en sus carnes otra derrota por la mínima ante su afición frente al rival de turno que haciendo poco se lleva mucho, Osasuna se ha vuelto a meter en un lío preocupante. Llegados a este punto, sin embargo, el osasunismo no se puede conformar con los manidos argumentos basados en que se generan oportunidades, se permiten muy pocas del contrario, los postes no ayudan o los árbitros toman decisiones equivocadas en contra.
Esto no es suficiente para admitir una triste realidad cuando la Liga ya ha entrado de lleno en su fase decisiva.
Osasuna debería mirarse más al ombligo y pensar por qué Betis, Recreativo y Deportivo han salido victoriosos del Reyno de Navarra sin haber encajado un solo gol. Pensar por qué se fallan las ocasiones, por qué las ocasiones no llegan en jugada colectiva, por qué hay tantas pérdidas de balón, por qué las posesiones terminan en pelotas colgadas a un área poblada de centrales, por qué no hay capacidad de sorpresa, por qué nunca aparece la sensación de que va a llegar el empate o pensar por qué se produce esa alarmante incapacidad de reacción cuando el resultado está en contra. ¿Por qué?
Parece que el partido se termina cuando el contrario anota. Es entonces cuando Osasuna se difumina y se amedrenta. Los jugadores no se atreven a intentar lo que saben, les tiemblan las piernas y se genera una desconfianza que acaba contagiando a una grada respetuosa pero resignada a la suerte. No sirve proclamar el "aquí no pasa nada" o el "jugamos bien y el rival gana haciendo poco". Esto también se escucha en otras parroquias. Al fin y al cabo, la tabla y los resultados no mienten. Algo se estará haciendo mal. ¿O no?
Ocasiones de Astudillo
Lo cierto es que ayer el equipo de Ziganda nunca encontró continuidad en su juego. Atacando como no es habitual en la primera parte hacia la portería de Gol Norte, su salida no fue esta vez en tromba. No obstante, y hay que reconocer los méritos, su fe sí le permitió originar más ocasiones que un Deportivo compacto y homogéneo que dio sensación de equipo, y se envalentonó con algunas subidas de sus carrileros. Arriba, Lotina optó por dos delanteros, el gigantón Taborda al que se le buscó por arriba y el intrépido Xisco.
Filipe, lateral zurdo y MVP del partido, avisó primero con un remate de cabeza que picó en exceso en una de las contadas llegadas gallegas. Sin el ritmo de otras veces pero con más ambición que la demostrada por su adversario, Osasuna rozó el gol con una jugada espléndida de Juanfran que terminó despejando Dudu Aouate a córner. En el saque de esquina, el disparo de Martín Astudillo se topó con Sergio bajo palos.
Después de la charla en el vestuario, de nuevo El Pulpo se colocaba en el sitio exacto para rematar a balón parado y engrandecer la estadística de los postes. Y más tarde, Vela, en una falta sacada rápidamente, y Dady, en otra contra posterior, no serían capaces de superar a Aouate. Eran las últimas balas de un equipo cuya banda derecha se quedó desnuda después con la galopada de Filipe desde su campo en la enésima pérdida de balón en el centro del campo. El brasileño terminaría en el suelo por una presunta zancadilla de Cruchaga en la zona de máximo riesgo. Ramírez Domínguez no titubeó y le dio al deportivista Sergio la magnífica ocasión de seguir marcando goles en Pamplona. No la desaprovechó.
Quedaba media hora, tiempo suficiente para demostrar argumentos por empatar. Nada de nada, salvo dos tiros de Puñal. Una vaselina inteligente que puso en aprietos a Aouate y otro disparo raso desviado. Los cambios tampoco fueron el revulsivo y el equipo cayó preso del miedo. El Dépor, agazapado, sofocó lo que le llegaba.
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