"El enclave de Navarra es idóneo para ser un foco de atracción para la logística de las empresas", dice Labiano
La situación geográfica de navarra convierte a la comunidad foral en un punto estratégico para el transporte. Miles de camiones de todas las nacionalidades la cruzan a diario. Por eso, su seguridad es clave. Así se inspecciona un camión que transporta 40 toneladas
M ario , el conductor de un camión Scania que mide algo más de 16 metros y transporta 39 toneladas de azulejos desde Algeciras, no se inquieta cuando un agente de la Policía Foral le ordena detenerse al salir del peaje de Imarcoain. "Es la primera vez que me han parado en el trayecto", dice el chófer de origen marroquí que salió hace un par de días del levante español.
Si hubiese que hacer un símil entre el momento económico que atraviesa el sector del transporte con el estado de una carretera, se podría afirmar que el transporte navarro circula a buen ritmo pero con la incertidumbre y la inquietud que provoca ver algunos baches sobre el asfalto. Así lo reconocen Antonio Monzó Boronat, coordinador de Tradisna (Asociación de Transportistas Autónomos de Navarra), Juan Luis Aldaya Lizarraga, presidente de esta asociación, Jaime Villanueva Moreno, secretario general de Anet (Asociación Navarra de Empresarios de Transporte por carretera y Logística) y Jesús Pellejero, presidente de Aconsena (Asociación de Consejeros de Seguridad de Navarra). "En los tiempos de crisis es donde hay una mayor tendencia a infringir las normas", explica Antonio Monzó. Y en la dirección de Transportes del Gobierno de Navarra lo saben bien: "Supón que el peso máximo que puede transportar un camión son treinta toneladas. Si tres camiones exceden esta carga en cinco toneladas reducirían costes pero estarían quitando el trabajo a un cuarto. Y no sólo eso. Las carreteras están preparadas para soportar una determinada presión, pero lo más importante, supondrían un evidente riesgo para el resto de la circulación. Las inspecciones son imprescindibles", manifiesta Susana Labiano, directora de Transportes. Por eso, en 2005 entró en vigor el primer plan de inspección de transportes para, entre otros objetivos, aminorar la competencia desleal, conseguir un sector ordenado y transparente, y sobre todo, evitar los accidentes de tráfico. "Somos nosotros quienes pedimos las inspecciones. El sector del transporte, después del de la agricultura, es uno de los más regulados. Si hay unas normas tiene que haber controles para asegurarse de que se cumplen. Sin inspecciones esto sería una jungla", sostiene Juan Luis Aldaya, que además de presidente de Tradisna conduce de lunes a viernes un camión. Así se inspecciona un vehículo de 40 toneladas.
Pesar la carga que transporta el camión es el primer paso de la inspección. El lector digital de la báscula de Imarcoain, una de las cuatro fijas que existen en Navarra, indica algo más de 39 toneladas, una por debajo de lo permitido para ese tipo de vehículo. "Por favor, salga de la báscula y avance unos metros", pide David, de la Policía Foral. El camión se detiene y el agente sube los tres peldaños que separan el firme de la cabina e introduce una memoria extraíble en el tacógrafo digital, en vigor desde 2006. "La descarga durará unos cinco minutos", le informa el policía.
Entre tanto, para agilizar los trámites, comienza a pedir la documentación reglamentaria sobre la carga, la tarjeta de transporte, el certificado de conducción o la inspección técnica del vehículo. El chófer los va sacando uno a uno de una carpeta negra donde los guarda de manera ordenada.
En menos de cinco minutos se completa la descarga y el agente vuelca la información en Stradacard, un programa informático que permite a los agentes conocer toda la actividad que ha llevado a cabo tanto el vehículo como su conductor durante los últimos 29 días. "Cuando hay un accidente en el que está involucrado un camión quien elabora el atestado del tacógrafo somos nosotros. Gracias al tacógrafo digital podemos conocer aspectos como la velocidad del camión segundo a segundo. El tacógrafo digital rompió con todo lo establecido. Fue como pasar del día a la noche", asegura el jefe de la división de transporte de la Policía Foral mientras sostiene en su mano un disco de un tacógrafo analógico, un reto para la agudeza visual
En la pantalla del ordenador aparece en verde el tiempo que el chófer ha pasado en la carretera y en azul, los tiempos de descanso. Todo es correcto. La ley establece que en una misma semana el conductor puede realizar dos jornadas de 10 horas. En cambio, el resto de los días no podrá circular más de 9 horas en dos periodos de 4 horas y media separados por un intervalo mínimo de 45 minutos.
El ordenador portátil no es la única tecnología con la que cuentan los agentes. La Dirección de Transporte ha dotado a la unidad de Transporte de Policía Foral 11 PDA. "El procedimiento es el mismo. Introducimos la memoria extraíble en el tacógrafo digital, y a través de tecnología bluetooth visualizamos la información en nuestras PDA".
Cuando los agentes han terminado de verificar si el conductor ha cometido alguna infracción en velocidad o tiempos de descansos, imprimen un ticket como el que emitiría el cajero de cualquier tienda. Este ticket, además de usarse como prueba si se hubiese cometido una infracción también se emplea para contabilizar el número de vehículos inspeccionados. En el departamento de Transporte hay dos personas dedicadas a revisar dichos tickets, como cuenta Susana Labiano. En 2007 se inspeccionaron a más de 16.000 vehículos.
"Somos flexibles"
El ordenador no entiende de leyes, sólo de números. En cambio, los agentes encargados del análisis del tacógrafo explican que son flexibles en la aplicación de la ley. "El tacógrafo digital nos permite ver el historial del conductor. Si un conductor no ha cometido ninguna infracción y en un momento dado vemos que ha sobrepasado la velocidad durante unos segundos, no le sancionamos. Se puede deber a que el camión se encontraba en una bajada pero no a una situación deliberada. Lo mismo pasa con las cargas. Hay un margen".
Uno a uno, varios camiones van pasando por la báscula y repiten la misma rutina cuya duración no supera los 10 minutos. Las estadísticas del Gobierno de Navarra indican que de cada 100 camiones que se inspeccionan, aproximadamente el 10 comete algún tipo de infracción.
En el siguiente camión al que ordenan detenerse, los agentes comprueban que su longitud no exceda lo reglamentario: 16,5 metros. "La imagen de los camioneros es negativa. Cuando un turismo pasa junto a un camión al que le están inspeccionando piensa que ya ha hecho algo o transporta algo ilegal. Debería cambiar", dice Juan Luis Aldaya. Tal y como afirma, Jesús Pellejero, de Anet, "la seguridad no tiene precio. Es una obligación".
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