El Barcelona y el Ciudad Real disputarán esta tarde en Zaragoza (18h, La 2) la lucha final por la XXXIII Copa del Rey
La última opción que le quedaba de luchar por un título esta temporada se le escapó ayer al Portland en Zaragoza. El equipo navarro, que cayó en un vibrante encuentro con el Barcelona (29-31), no podrá jugar hoy la final de la Copa del Rey.
La lesión en el tórax de Ivano Balic en el minuto 22 y, de nuevo, un mal inicio de encuentro fueron lastres que el equipo albiazul -pese a que no bajó en ningún momento la cabeza- acabó pagando. A ello se unió, ya en la segunda mitad, los problemas para frenar a Garabaya en el pivote y a la soberbia actuación del ex antoniano Lozano, que se echó el equipo azulgrana a la espalda cuando más lo necesitó.
Como ya ocurriera en el partido de cuartos frente al Valladolid, el partido no comenzó nada bien para los intereses de los antonianos. La defensa 5-1 que planteó de inició Manolo Cadenas atascó el ataque de los navarros. Las pérdidas en las circulaciones y los lanzamientos fallados ante Losert propiciaron que el cuadro azulgrana tomase una renta de 3-7 (m.12).
Sin embargo, el equipo antoniano, aunque sin acierto en ataque, sí estaba consiguiendo algo vital en defensa: no dejar correr al Barça. Gracias a ello y apoyado además por las paradas de Svensson, el equipo navarro se vino arriba, ajustó su juego ofensivo y dio la vuelta al marcador con un 6-0 de parcial (9-7, m.19).
El partido había cambiado de color y el Barcelona no se encontraba cómodo. Fue entonces cuando llegó la lesión de Balic (m.22).
El croata -que llegaba sangrando de la boca tras un golpe en ataque- tuvo que retirarse, para no salir ya, al dañarse el tórax al sufrir un fuerte golpe con Noddesbo en defensa. Una jugada de mala suerte que fue determinante.
Sin el croata en pista y con un discutible criterio arbitral a la hora de señalar los 7 metros, Ruesga tomó la batuta en ataque y las rotaciones navarras se redujeron, pero el buen trabajo defensivo y Svensson mantuvieron al San Antonio arriba.
"Hay que hacerles correr, debemos sacar rápido y correr", gritaba Iker Romero a sus compañeros desde la banda. Y el Barcelona logró hacerlo para irse al descanso con un 12-13.
En la reanudación, dos goles consecutivos de Lozano enchufaron definitivamente al madrileño. El Portland -merced a las acciones de Malmagro y Nikolic- aguantó el tirón. Sin embargo, el Barça encontró entonces un filón en las acciones con finalización en el pivote. Garabaya fue entonces la pesadilla de la 6-0 navarra y, con sus tantos, el equipo azulgrana se fue a un 15-19 (m.40).
El equipo navarro apretó los dientes, volvió a reducir distancias con un 4-1 y cerró su retaguardia. Sin embargo, con la defensa navarra más plana, el testigo del pivote internacional lo tomaron los lanzadores culés.
El Portland siguió peleando, pero ya con la espada de Damocles de saber que no podía errar ningún ataque, mientras el reloj corría en favor azulgrana. Así, un exhausto San Antonio llegó a falta de 13 segundos del final con un incierto 29-30. Tenía que frenar al Barça para forzar la prórroga pero, con el aviso de pasivo, Rocas no falló. Fue el adiós copero del Portland.
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