Prefiere a un poeta antes que a un político. Amante de la naturaleza y excursionista, indaga los domingos en la etnografía de Navarra con la misma habilidad con la que circula por Internet o pone en marcha relojes antiguos. Es acaso esa pasión por dar vida al tiempo y su condición universitaria lo que le habilita de forma más ventajosa para dibujar el futuro. Observa los números del mercado de la comunicación y las conductas de sus alumnos brincando entre los productos tradicionales de la información, el móvil y la pantalla del PC, para augurar el cada vez mayor protagonismo de las audiencias en el tráfico de la información.
Aparenta ser hombre de equilibrios y puntos medios. Afirma que sin literatura no hay periodismo y cuando se le invita a elegir entre Bardena o Quinto Real se queda con la Bardena en invierno y primavera y con el Quinto Real en otoño y verano. Ante envites más complicados entre universidad pública o privada, recuerda que ha trabajado contento en las dos. "Cuenta más la profesión -docencia e investigación- que la Universidad", indica. Acaso por ello es partidario de la libre contratación antes que de la oposición, "pero con rigurosa selección siguiendo criterios objetivos y verificables". Prefiere el tiempo al dinero y entre ciencia o paciencia responde que sin paciencia no hay ciencia.
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