La justicia reconoce que castigó a la madre con una "dureza inusual", aunque la custodia seguirá correspondiendo al padre
Diez meses después de que una juez concediera la custodia de la niña de Manresa con alienación parental a su padre y prohibiera cualquier contacto con la madre por haber inducido a la niña un cuadro de alienación parental (fobia hacia el padre), la Sección Decimoctava de la Audiencia de Barcelona ha establecido un régimen de visitas por el que la madre podrá volver a ver a la niña. La sentencia reconoce que castigó a Adriana L.A. con una "dureza inusual" al haber estado diez meses sin ver a su hija, aunque mantiene que la custodia continuará correspondiendo al padre.
Tras comprobar que la niña, de ocho años, ya acepta a ambos progenitores y está "bastante estabilizada", el tribunal ha decidido que la niña vuelva a retomar el contacto con su madre, tras diez meses sin ningún tipo de contacto. No obstante, considera que un nuevo cambio de custodia podría ser perjudicial para la menor, que precisa tranquilidad y bienestar, por lo que el padre, Jesús D.R., mantiene la custodia de la pequeña.
Por ello, desde el 26 de abril y en fines de semana alternos, la mujer recogerá a Judit a las diez de la mañana del sábado y la devolverá a su padre a las ocho de la tarde del domingo y podrá estar con la niña la mitad de las vacaciones veraniegas, de Navidad y Semana Santa. En todo caso, si la juez lo considera oportuno, el régimen de visitas podrá ampliarse después del verano.
Con esta decisión, la Sala considera que no hay justificación suficiente para adoptar "una medida tan drástica" como la de aislar a una niña de su madre, y que se ha "castigado" a Adriana L.A. con una "dureza inusual" ya que en los últimos diez meses no ha visto a la niña y el contacto telefónico era de diez minutos por semana desde hace poco.
Por otra parte, el tribunal ha ordenado que la niña reciba terapia psicológica para aprender a introducir en su vida la "triangulación familiar", al mismo tiempo que los padres tendrán que recibir orientación para "lograr, fomentar y potenciar la relación de los hijos con el otro progenitor" para el adecuado desarrollo psicológico de la menor.
Aversión contra su padre
Fue el pasado mes de junio, cuando el Juzgado de Primera Instancia número 4 de Manresa consideró que Adriana L.A. inculcó a su hija la aversión contra su padre, por lo que decidió que la niña viviera un mes en casa de sus abuelos paternos para prepararla psicológicamente para vivir con su padre.
Durante el primer mes, la niña llamó por teléfono 35 veces a su madre, a pesar de la prohibición de la juez, por lo que los especialistas recomendaron al padre que "por muy duro que parezca" cortara cualquier vínculo entre madre e hija.
Precisamente a partir de entonces, la relación de la menor con su padre comenzó a mejorar, por lo que "está recuperando sus vínculos con la familia paterna".
Los exámenes de los distintos psicólogos presentaban discrepancias sobre si la razón de que la niña odiara a su padre se debía al comportamiento de la madre o no. Mientras unos defendían esta teoría, otros se posicionaban en que la pequeña, por mimetismo, decidió no ver a su padre y la madre, lejos de intentar convencerla para lo contrario, cumplió la voluntad de la menor.
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