Con ocasión del certamen "Expresarte", cuatro expertos debatieron ayer en la Universidad de Navarra en torno al creciente fenómeno de los centros de arte contemporáneo y la nueva visión que tratan de proporcionar sobre la actividad artística
Arte, un concepto cada vez más difícil de definir desde que lleva el apellido de contemporáneo. Los soportes crecen a la par que las técnicas, no existe un criterio claro para distinguir qué se puede considerar arte y el público se siente desconcertado, cuando no estafado, al acudir a una galería o centro de exposiciones.
Ayer, la Universidad de Navarra reunió en una mesa redonda a cuatro voces ligadas al mundo del arte contemporáneo en Navarra para intentar despejar las cuestiones que se han suscitado en la última década en torno a un fenómeno tan complejo.
El tema de la charla, Los nuevos espacios "auráticos". Centros de arte contemporáneo,se abordó desde cuatro perspectivas complementarias: la crítica (Iñaki Arzoz, de la Fundación Patxi Buldain); la administración pública (Javier Manzanos, que ha sido técnico de Artes Plásticas del Ayuntamiento de Pamplona); el sector privado (el galerista Moisés Pérez de Albéniz) y el centro de arte (Enrique Ordóñez, director del Centro de Arte Contemporáneo de Huarte). El debate, que duró dos horas, estuvo moderado por Inmaculada Jiménez, profesora de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra.
Para empezar, ¿en qué se distingue un museo de un centro de arte contemporáneo? El artista y crítico de arte Iñaki Arzoz dio la respuesta más concreta: "Los centros de arte contemporáneo deben ser espacios de trabajo, discusión, debate, divulgación e investigación". Es decir, no se pueden limitar únicamente a exponer obras. Javier Manzanos apuntó lo siguiente: "Hemos pasado demasiado rápido del tanatorio-museo en el que nunca pasa nada a esos "parques temáticos" donde se viven muchas experiencias que resultan efímeras".
El "efecto Guggenheim" ha sido clave. Coincide que, desde su inauguración (1997), en España se han creado 300 museos o centros de arte contemporáneo, según recordó Manzanos. Sin embargo, se constata un "divorcio" entre el público y el arte que en ellos se exhibe. "Es un problema de actitud, no de conocimiento", opinó Enrique Ordóñez. "El arte contemporáneo exige un esfuerzo", apuntó Moisés Pérez de Albéniz. Desde el público comentaron el "miedo" que suscitan las galerías de arte. "Cada vez que visito una galería, estoy solo", corroboró Javier Manzanos, que aportó su experiencia como técnico de Artes Plásticas del Ayuntamiento de Pamplona (1992-2007). "La misión de la administración pública es democratizar el arte y atender aquello que la iniciativa privada no puede o no le interesa asumir".
Una cuestión íntimamente aparejada al arte contemporáneo es la ausencia de un criterio claro. Por otro lado, la cada vez mayor presencia de instalaciones y performanceshacen difícil distinguir entre arte y marketing. Y los museos necesitan justificar sus programas con cifras de visitantes... "Tenemos la obligación de ofrecer cosas interesantes independientemente del público. El número de visitantes no determina la calidad de las muestras", dijo Enrique Ordóñez.
Durante la charla quedó de manifiesto la falta de apoyo a los jóvenes creadores. "El arte necesita de un mecenazgo que en Navarra ahora no existe, por lo que apelo a la administración", comentó Moisés Pérez de Albéniz, a la par que ensalzó la figura del mecenas Juan Huarte, que ha sido propuesto como candidato para el premio Príncipe de Viana de este año.
"Existe una profusión de artistas y lo que se pone en valor es la facultad de destacar con un lenguaje propio", señaló Enrique Ordóñez. Comentó que el Centro Huarte ha puesto en marcha un programa de becas a la creación (en concreto, seis artistas, dos de ellos navarros, han recibido 9.000 euros cada uno para realizar un proyecto artístico). A la convocatoria se presentaron 180 artistas de todo el mundo, lo que le sirvió para constatar que existe "una enorme carga de literatura" a la hora de defender los proyectos.
"Falta una labor pedagógica"
El debate acabó desembocando en una conclusión clara: el arte ha acabado ensimismándose y hace falta una labor pedagógica por parte de los centros de enseñanza y los medios de comunicación para poder comprenderlo. "El arte contemporáneo se ha mirado mucho el ombligo. Hay que abrirse al público de una manera participativa", defendió Iñaki Arzoz.
Desde el auditorio, la responsable del área de didáctica del Museo Oteiza, Aitziber Urtasun, invitó a forjar una más estrecha colaboración entre todas las instituciones: "Los centros de arte siempre están esperando a que les ofrezcamos programas, pero a nosotros también nos gustaría recibir propuestas".
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