ANTONIO MOLINA GALIANO ESTÁ AL FRENTE DE UN GRUPO DE TRECE PERSONAS, TODOS DE SU FAMILIA, QUE TRABAJA CON LOS LÓPEZ CARO
Las mismas caras se repiten cada campaña en las fincas de regadío de los López Caro, que cuentan como temporeros fijos con Antonio Molina Galiano y su familia. Procedentes de Jódar, la localidad de Jaén que aporta cada campaña en Tierra Estella buena parte de la mano de obra necesaria, forman un grupo de trece personas encargado de extraer a diario el fruto de las hectáreas de esta familia de Lazagurría. Aunque el tiempo ha mejorado esta semana, el frío les sigue sorprendiendo con heladas tardías como la que les recibió en la madrugada del martes. Molina cuenta que él y su familia prefieren la noche para trabajar. "Llegamos a medianoche y acabamos para las 10 o las 11 de la mañana, cuando el plástico comienza a recalentarse mucho y se trabaja peor", explica el temporero.
Él y los suyos llenan a diario una treintena de barquillas de espárrago, una recolección en la que van a medias con el agricultor. El 50% de lo facturado por kilo de espárrago va a manos de los temporeros y el productor, que paga la vivienda durante estos meses, se queda con la mitad restante. Molina, como le conocen en la zona, cuenta que su pueblo Jódar, una localidad de 14.000 habitantes, vuelve a aportar trabajadores para la campaña en Navarra tras unos años en los que muchos vecinos habían encontrado trabajo en la construcción de costa malagueña. Lo han hecho hasta que la crisis del ladrillo ha dado un giro a la situación. "Yo he sido siempre peón de tierra, pero sí hay gente en mi pueblo que está volviendo al espárrago", argumenta.
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