"No ha pasado mucho para lo que podía haber sido". Los vecinos de Sunbilla que se acercaron al lugar del suceso repetían la frase. Entre ellos el alcalde, Paco Errandonea, acompañado por su antecesor, José Mari Hernandorena. Ambos destacaban el peligro de los dos accesos a Sunbilla. Recordaban que cuando se construyó la variante, abierta en 1992, ya advirtieron la conveniencia de habilitar un paso subterráneo. "Nosotros no somos técnicos y los expertos lo vieron mejor así", precisaba Hernandorena. Pero en estos años han visto muchos accidentes. "No sólo en esta glorieta, también en la norte, que no cumple las distancias legales de incorporación", lamentaba el actual edil. Junto a ellos estaba Basilio Sarobe, párroco de la localidad, y compartía la misma opinión. "Cuando se inauguró el túnel de Larrakaitz ya le dije a Palacios que eran necesarios paneles informativos del cruce".
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