Lo presenta el sencillo "Europa", que lleva un mes siendo número uno en la lista de descargas de iTunes
Siete años han transcurrido desde que Mónica Naranjo decidiera iniciar un exilio, "estando en lo más alto", que le ha enseñado "a aprender a vivir" y que ha dado como fruto "Tarántula", disco de ambientes góticos y carácter autobiográfico con el que ha "recuperado la ilusión", ha dicho a Efe.
Fue en 2001 cuando la cantante se embarcó en el ambicioso proyecto de "Chicas malas", gestado en Estados Unidos junto al productor Tommy Mottola, todopoderoso de la industria discográfica, aunque pronto lo consideró el "mayor tortazo" de su vida, que le llevó a sentirse "frustrada, con las alas cortadas y descolocada", y a desaparecer.
"Tarántula", que lanzará Sony el próximo 22 de abril, "expulsa ese veneno" y resume las reflexiones a las que ha llegado en este tiempo. En estas once canciones se resumen una etapa de su vida en la que se dio cuenta de que "desde arriba todo se ve muy solitario. El dinero no puede comprar afecto, salud ni familia, que es lo que necesito y lo que antes no tenía", confiesa.
"En este tiempo aprendí a vivir, ya que antes sólo sabía trabajar y no tenía ni con quien irme a tomarme una caña", prosigue.
Por ello, este trabajo discográfico no es un disco "que entre a la primera", sino que exige desconectar "de este mundo caótico" para adentrarse en "un universo subterráneo" cuyas canciones conforman un relato lineal y conceptual.
Lo presenta el sencillo "Europa", que lleva un mes siendo número uno en la lista de descargas de iTunes y ahora ya lo es en la lista de discos físicos.
"Europa" es una canción grandilocuente, de seis minutos de duración y compleja instrumentación acerca de una mujer que contempla lo que le rodea y acaba desquiciada: "El mundo va jodido y la música está viviendo una posguerra", asegura.
El tema es una metáfora de lo que ha vivido la propia Mónica -"Yo era la diva de aquella nación", dice la letra-, que pasó dos años de absoluto silencio, sin componer ni cantar en ningún momento hasta que decidió que tenía "algo que contar de nuevo", pero debía hacerse a su forma, que nada tiene que ver con la estrella en la que se había convertido.
Porque Naranjo ya no se considera esa diva: "prefiero ser persona", dice. "Con el 'Desátame' acabé desatada, ahora hago lo que tenía que haber hecho tras 'Minage'", asegura.
"El éxito te sumerge en una vorágine que te hace perder la noción de las cosas. A mí me manchó la autoestima y he necesitado todo este tiempo para volver a fluir", apunta la cantante.
"Igual que he vuelto me puedo volver a marchar otros siete años", advierte, aunque ya prepara una gira en la que tiene que adaptar sus antiguos éxitos a la sonoridad de este "Tarántula".
A pesar de arrepentirse de "Chicas malas", Mónica Naranjo se siente muy orgullosa de las personas con las que ha colaborado en su carrera, la italiana Mina, Lucciano Pavarotti y Rocío Jurado, especialmente recordada esta última porque fue prácticamente la única aparición de Naranjo en estos siete años.
"Canté con ella por el amor y la amistad que le tenía. Por ella hubiera hecho lo imposible. Es una pena que los buenos se vayan y los que se tienen que ir se queden", asevera.
© DIARIO DE NAVARRA. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual