Un ruso de Vólogda ingresó en el hospital con un cuchillo de cocina clavado en la espalda, del que no se había percatado. Al parecer, fue un compañero de trabajo quien se lo clavó. Lialin contó que habían pasado la tarde bebiendo en la garita de vigilancia y llegaron a las manos. A la mañana siguiente, la víctima amaneció con una espectacular resaca. Fue su mujer la que descubrió el objeto en casa. EFE .
Un ruso de Vólogda ingresó en el hospital con un cuchillo de cocina clavado en la espalda, del que no se había percatado. Al parecer, fue un compañero de trabajo quien se lo clavó. Lialin contó que habían pasado la tarde bebiendo en la garita de vigilancia y llegaron a las manos. A la mañana siguiente, la víctima amaneció con una espectacular resaca. Fue su mujer la que descubrió el objeto en casa. EFE
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