En Navarra hay 12 perros guía y en España, 900. Al año se entregan 150 y existe lista de espera
EL taxi es un medio de transporte indispensable para garantizar la autonomía personal y la movilidad de las personas invidentes. Sin embargo, si el taxista se niega a que el perro guía se monte en el coche, no sólo no garantiza la autonomía y la movilidad, sino que la frena en seco. Para evitar este problema, la ONCE y la Confederación del Taxi de España han llevado a cabo la campaña Ábreme tus puertas, que ayer se presentó en Pamplona.
En la actualidad, en Navarra sólo hay 12 perros guía, de los que dos se entregaron a sus dueños el año pasado. En España hay unos 900 usuarios de perros guía y cada año se entregan 150, lo que no evita que existan listas de espera.
"Queremos conseguir que la presencia de los perros guía en los taxis sea algo completamente normal. Aunque hay una legislación que nos ampara, es necesario concienciar a los taxistas y dar un empujoncito a su sensibilidad", indicó el presidente del Consejo Territorial de la ONCE en Navarra, Valentín Fortún Arriezu.
Durante la campaña, que se desarrolló en marzo, se repartieron 70.000 folletos y llaveros en toda España, de los que 309 fueron entregados a los taxistas navarros, especialmente de Pamplona y la Comarca. "La campaña ha tenido muy buena acogida. Nunca hemos tenido ningún problema por un perro guía. En Navarra, esta campaña no es para sensibilizar, sino para recordar, porque los taxistas tienen muy asumida e interiorizada esta cuestión", relató Juan Luis García Martín, gerente de la Asociación Teletaxi San Fermín.
Matilde Gómez Casas, la delegada territorial de la ONCE en Navarra, fue la encargada de realizar dos demostraciones de cómo se debe viajar en taxi con un perro guía. Lo hizo acompañada por Denis, su perro de raza labrador retriever que le acompaña desde hace dos años. Ya sea en el asiento del copiloto o en el de atrás, el perro guía siempre debe ir sentado junto a su dueño.
"Los taxistas y la sociedad deben entender que el perro guía no es un capricho, sino un perro de trabajo. Están perfectamente adiestrados desde su nacimiento y ofrecen máximas garantías higiénicas y sanitarias porque cada tres meses deben pasar unos controles veterinarios muy estrictos. Además, todos los propietarios de perros guía tienen un seguro de responsabilidad civil para hacer frente a posibles problemas que puedan surgir", destacó Fortún.
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