Los trabajos comenzarán en mayo y las dos partes rechazan la denominación de "trasvase" para la obra
Barcelona beberá finalmente del Ebro aunque nadie en el Gobierno ni en la Generalitat lo quiera llamar "trasvase". Así lo escenificaron ayer, martes, en la capital catalana la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, y el consejero del ramo, Francesc Baltasar, después de una primera reunión el lunes en Madrid.
Las obras de prolongación del llamado minitrasvase del Ebro a Tarragona , para alcanzar Barcelona, comenzarán a principios mayo y tendrán un coste aproximado de 180 millones de euros, que se financiarán con el paquete de inversiones previstas en el nuevo Estatuto autonómico.
El acuerdo entre Gobierno y Generalitat incluye también una dotación de 24 millones de euros, que aportará el Ejecutivo central, destinados a acelerar un plan de mejora de los regadíos de la zona del Delta del Ebro, con el que se pretende aprovechar al máximo los excedentes de aguas de los regantes de Tarragona.
La canalización llevará al área metropolitana de Barcelona unos 50 hectómetros cúbicos de agua, procedentes de los excedentes de los regantes del Delta del Ebro.
Se trata de una tubería, de unos 60 kilómetros de longitud, que discurrirá en paralelo por la AP-7 y estará soterrada.
En seis meses
Aunque tanto Espinosa como Francesc Baltasar evitaron en un primer momento dar una cifra concreta sobre el coste de la instalación, el consejero catalán de Medio Ambiente acabó por revelar que ascenderá a unos 180 millones de euros.
Las obras finalizarán en un período de seis meses, de manera que puedan entrar en funcionamiento en octubre, cuando comenzarían las primeras restricciones de agua para la población barcelonesa en caso de que la lluvia no lo remedie.
Tanto la ministra como el consejero negaron categóricamente que el proyecto sea un trasvase.
"Si mantenemos el caudal constante que tenemos hoy, no estamos hablando de ningún trasvase", aseguró la ministra, añadiendo que se trata de "medidas excepcionales" como las que ya fueron adoptadas para las comunidades autónomas de Valencia y Murcia "con fórmulas similares cuando pasaron el año pasado por situaciones parecidas".
Espinosa destacó que se trata de "inversiones muy fuertes precisamente para ahorrar agua" y comparó sucesivamente las obras que se van acometer con el aprovechamiento de "una cañería que pierde". Según aseguró, "no se va a restar ni un litro de agua a los regantes para su actividad".
"Ni una gota más"
Desde la Generalitat se destaca que el acuerdo alcanzado con el gobierno central no representa "sacar una gota más" del río.
Ayer también, Montilla mantuvo un reunión con el líder de CiU, Artur Mas. Tras la reunión, fuentes de la Generalitat informaron de que el presidente Montilla había rechazado nuevamente la idea de un trasvase de agua del Ródano a Cataluña.
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