Cita con la historia para el Getafe, y con las urgencias para el Valencia
Final inédita y de marcados contrastes la que protagonizarán esta noche Valencia y Getafe en el Vicente Calderón. Una Copa de doble rostro en la que la gran mayoría apoyará a los madrileños porque se encariñaron con ellos tras su dramática e injusta elimación ante el Bayern.
Se enfrentan dos estilos, dos formas de vivir el fútbol. El Valencia, que ejerce como local, simboliza el poder. Es uno de los grandes, con seis títulos y nueve subcampeonatos de Copa y un presupuesto casi diez veces mayor que el del "Geta". Ha malgastado en torno a 200 millones de euros desde que hace cuatro años Soler tomó el poder.
Salvo Koeman, quien considera que con el título sería una buena temporada, el valencianismo asume que levantar la Copa es una obligación para maquillar un desastre. Baraja ha dicho incluso que si ganan ofrecerán la Copa a los aficionados, les pedirán poco menos que perdón y se marcharán a casa sin más agasajos.
El peor Valencia en dos décadas observa el descenso a sólo cinco puntos. Si alzan un trofeo ajeno desde que en 1999 el conjunto de Ranieri goleó al Atlético en La Cartuja (3-0), habrá calma tensa. Pero si pierden, la situación será insostenible. "Si ganamos, dentro de 20 años sólo se recordará que esta plantilla ganó la Copa", subraya Villa..
Los madrileños viven sin presión. Llegan más cargados que sus rivales, por acumulación de partidos y porque tuvieron un día menos de descanso por obra y gracia de LFP y FEF. "Debemos jugar a tope, ser valientes", propugna Granero. "Hay que tener ambición, unión, ser una piña, un solo hombre", profesa De la Red, otro producto de la factoría blanca que explica la filosofía del club. Nada de fichajes costosos, sólo "hombres libres" y canteranos deseosos de crecer y demostrar.
Dos caras diferentes, también en los banquillos, que albergan pocas dudas. En el Valencia, dos: Joaquín o Arizmendi en el banda derecha y saber si Maduro está recuperado. En el "Geta", otras dos: Casquero o Celestini, en el medio, y el tocado Pablo Hernández -quien regresará al Valencia a final de curso- o Contra en la banda derecha. Lo normal es que comience el rumano, el martillo pilón de los bávaros.
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