El gobierno catalán asegura que el actual ejecutivo sigue apostando por su política de desalinizadoras
El presidente catalán, José Montilla, ha descartado de plano llevar adelante la "obra faraónica" del trasvase del Ródano, tal como reclama CiU, y ha avanzado hoy que el acuerdo que alcanzarán esta tarde los gobiernos central y catalán no representará sacar "ni una gota más" del río Ebro.
Así lo ha explicado en nombre del presidente de la Generalitat la portavoz del gobierno catalán, Aurora Masip, que de esta forma ha evidenciado la imposibilidad de llegar a un acuerdo entre el ejecutivo y CiU sobre cómo afrontar las necesidades de agua ante la extrema sequía que se avecina para el próximo otoño en Cataluña.
Tras la reunión que Montilla ha mantenido este mediodía en el Palau de la Generalitat con el líder de CiU, Artur Mas, Aurora Masip ha dado a entender que el presidente catalán rechaza como moneda de cambio estudiar el trasvase del Ródano para alcanzar un acuerdo con los convergentes, un asunto que Montilla traslada ahora al Parlamemt para que sea allí en donde los partidos aporten sus ideas.
La portavoz del gobierno catalán ha asegurado que el actual ejecutivo sigue apostando por su política de desalinizadoras -en mayo estará la de El Prat de Llobregat (Barcelona), se creará otra en Cunit (Tarragona) y se ampliará la del río Tordera-, de ahorro de agua y de reutilizar acuíferos y pozos, con lo que confía aportar en los próximos años unos 200 hectómetros cúbicos a la cuenca del Ter-Llobregat, "lo mismo que si se trasvasase el Ródano", ha apuntado Masip.
Aurora Masip no ha querido dar muchos detalles sobre el acuerdo que esta tarde sellará Montilla con la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, pero ha insistido en que la prolongación hacia Barcelona del minitrastrasvase del Ebro no significará "sacar ni una gota más, ni un litro más" de la concesión actual a los regantes de Tarragona, puesto que se trata de aprovechar el agua sobrante.
La Generalitat ha recordado que esta solución es "de emergencia para una situación de emergencia", que el caudal del Ebro se mantendrá intacto y que la previsión es que la obra, que tardará unos seis meses en realizarse, es "excepcional y temporal".
La nueva canalización de agua sólo se usara en caso de necesidad extrema y, antes, requerirá de que tanto el gobierno catalán como el central aprueben previamente sendos decretos para su autorización.
Masip ha trasladado también el interés del ejecutivo autonómico por intensificar el diálogo con los regantes y las entidades de las Tierras del Ebro, una vez que el acuerdo con el Gobierno central haya quedado rubricado esta misma tarde.
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