Los controles que desde el año 2000 se ejercen desde la granja hasta el matadero para detectar reses infectadas por la EEB o "mal de las vacas locas" y, de esa manera, impedir que la carne de esos bovinos, se han demostrado fiables para los consumidores. Según afirman en carnicerías y pescaderías, las últimas noticias sobre la muertes de dos personas por la variante humana de la en no han incidido en las ventas de vacuno.
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