E L camerunés Kameni es un experto tanto en intervenciones felinas y decisivas bajo los palos como en grandes cantadas. Y para fortuna de Osasuna, ayer fue uno de esos días en los que le da por hacer cosas como la que hizo en el gol de Astudillo.
Pero el problema que tuvo el Espanyol no fue sólo su portero. El eje del centro del campo con Ángel y Lola no se enterón de que iba la cosa, perdidos. Está claro que el Espanyol tiene un serio problema en esa zona desde que perdió la referencia del lesionado Iván de la Peña, su gran cerebro. Y encima le faltaba también el sancionado Moisés Hurtado.
En las bandas, fuegos de artificio, sobre todo con Coro en el primer tiempo. Y tampoco Valdo hizo honor por la derecha al esfuerzo que hizo el Espanyol, por el contrato que le ofreció para ficharle.
Fue un pobre Espanyol y viéndole uno se explica porqué de trece partidos de la segunda vuelta únicamente ha ganado tres. No queda nada del equipo que maravilló en la primera mitad del campeonato. Su defensa es vulnerable y excesivamente leñera en el centro, sobre todo por parte de Jarque; el medio campo es vulgar y en la media punta Luis García ha perdido toda su chispa sin encontrar nunca su juego.
Pero más preocupante es el caso de Tamudo, controlado sin problemas. El otrora goleador y aún aspirante a ir a la Eurocopa sólo se dejó ver en un centro chut desde la izquierda salvado por Monreal bajo palos. Lo demás, nada de nada y eso que lo buscó tanto cayendo a las bandas como retrasando su posición en la búsqueda del balón y de espacios. Lleva tres meses sin marcar y esto es algo que lo nota mucho un equipo que tiene una gran dependencia de los goles que marca su capitán.
Valverde hizo cambios para nada. Algunos sorprendentes como cuando pasó a Valdo al lateral derecho, tras entrar Riera por David García y pasar a Chica a la izquierda. O posteriormente dando entrada al canterano Jordi por el inoperante Ángel. Y metiendo, como último recurso, a un jugador como Jonathan Soriano por Luis García para tener más poder arriba.
Pero nada de esto le valió a Txingurri, porque su equipo no mejoró lo más mínimo más que en la actitud de irse arriba buscando el gol. Algo inmerecido para un equipo que jugando en campo propio sólo tuvo una oportunidad de marcar y ésta llegó de un centro chut lateral.
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