T RES horas de reloj duró la fiesta o lo que fuera. Fue un disparate. No es que no hubiera sus sucedidos más o menos memorables, pero el que iba a ser cuarto toro, un temible sobrero del Conde de la Maza, saltó a la pista cuando estaban a punto de cumplirse dos horas. Para entonces pesaba todo como una losa.
No fue mejor la segunda mitad que la primera. Esta primera fue de cuatro toros y no de tres, porque el segundo de corrida, devuelto por invalidez, se resistió veinte minutos en volver a corrales. La parada de bueyes no intentó siquiera envolverlo. Trataron de apuntillarlo desde una tronera y desde la barrera. No hubo manera. Padilla obtuvo permiso para matarlo a estoque. Lo hizo de una difícil estocada.
La resolución de Padilla con la espada, su seguridad, su ciencia y su decisión, fue lo más brillante de una corrida del todo opaca. Al sobrero, mole de casi 700 kilos, lo hizo rodar de otro estoconazo soberbio. Lo toreó de capa con autoridad, lo banderilleó como si tal cosa, y lo pasó de muleta sin el menor renuncio. Hasta que se fue el toro a buscar nubes de paso. Cuando la corrida era un enojo irresistible, pasadas las nueve de la noche, Padilla tiró de recursos, para herir al quinto a espada por el mismo hoyo de las agujas.
En la primera parte contó no sólo el resuelto talento de Padilla. También El Fundi, que toreó a compás a la verónica en el saludo al primero de corrida. También el primer miura, que fue toro a más, distinguido y combativo. Y, además, la fe, la firmeza y la entrega del salmantino Javier Valverde para andarle y aguantarle serenamente al tercero de corrida. Esa faena concluyó de un bajonazo impropio. Pero hubo petición suficiente de oreja.
El Fundi se embarcó con el buen primero en una faena de recorrer mucha plaza sin que el torero redondeara. Los detalles de toreo antiguo fueron preciosos. Cuatro pinchazos, tres descabellos, dos avisos. Al sobrero del Conde de la Maza lo tumbó El Fundi, en cambio, de extraordinaria media estocada. El toro de los Maza se lo pensó una y otra vez, y repuso en la muleta. Gran entereza de El Fundi en tan duro trance. Pero exageradamente larga la apuesta. En ambiente espectral saltó un sexto que no llegó a embrocarse ni una sola baza. Se desinflaba al intentarlo. Digno y expeditivo Valverde.
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