Permanecieron por espacio de dos horas en la pinacoteca acompañados por personalidades del arte y la política
Los Reyes inauguraron hoy en el Museo del Prado una de las muestras más importantes y ambiciosas sobre Goya que se abrirá al público a partir de mañana y hasta el 13 de julio. Don Juan Carlos y doña Sofía permanecieron por espacio de dos horas visitando esta exposición acompañados por personalidades del mundo del arte y la política.
A su llegada al Museo, los Reyes posaron ante los medios de comunicación antes de iniciar su visita a la muestra 'Goya en tiempos de Guerra' justo delante del lienzo titulado 'El Prendimiento de Cristo', uno de los que han sido restaurados especialmente por los expertos del Prado con motivo de esta exposición.
Les acompañaron en este acto el ministro de Cultura, César Antonio Molina, para quien este recorrido por las obras del maestro aragonés era el primer acto tras tomar posesión de su cargo esta misma mañana en el Palacio de la Zarzuela; el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón; el presidente del Patronato del Museo del Prado, Plácido Arango; y el director de la pinacoteca, Miguel Zugaza.
Junto a ellos asistieron otras personalidades como la baronesa Thyssen; el director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Ramón González de Amezúa; el presidente de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña; la directora de la Biblioteca Nacional, Milagros del Corral; el presidente de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, José García Velasco; y la académica y escritora Carmen Iglesias.
Los Reyes se detuvieron especialmente ante algunos de los lienzos expuestos. Concretamente en dos muy conocidos y restaurados igualmente para la ocasión: 'El dos de mayo de 1808' y 'El tres de mayo de 1808'.
Nueva luz
Centrada en torno a estos dos imponentes cuadros que brillan con una luz nueva, la muestra incluye casi 200 obras del artista, desde sus brillantes y conocidos retratos cortesanos hasta sus pequeñas litografías y estampas, que reflejan la oscuridad del alma humana. La exposición se inscribe dentro de la programación que conmemora el Bicentenario de la Guerra de la Independencia.
El relevante número de piezas cedidas por institucionales nacionales e internacionales, junto a las obras procedentes de colecciones particulares, que raramente se prestan, convierten esta exposición, en una ocasión única para contemplar pinturas, dibujos y estampas del artista desde su "renacer" como hombre y como artista a una "nueva sensibilidad" para captar lo esencial y abandonar lo superfluo, según ha explicado su comisaria y una de las mayores especialistas en la obra de Goya, Manuela Mena.
El recorrido cronológico de la exposición se inicia a finales del siglo XVIII, cuando Goya comenzó una nueva etapa, de mayor independencia creativa y de avances estilísticos y conceptuales, que culminó con la serie de aguafuertes de los Caprichos, en febrero de 1799, y con la Familia de Carlos IV, en 1800, y concluirá en 1819, año en que el artista pintó su última obra pública: 'La comunión de San José de Calasanz'.
Pinturas de varios géneros, dibujos y estampas, ayudan a profundizar en el conocimiento del artista en este período, en las claves de sus composiciones y en la singular formulación de sus imágenes, aclarando aspectos de su cronología poco determinados, o que revelan facetas fundamentales de su vida y de su relación con el poder, aún por estudiar y definir.
La muestra ofrece la oportunidad de admirar obras, nunca antes expuestas, procedentes de colecciones particulares como 'Majas en el balcón' y 'Retrato de la Marquesa de Montehermoso'; lienzos que proceden de otros países como 'Fray Pedro y el bandido Maragato', del Art Institute de Chicago; o el citado 'Prendimiento de Cristo', procedente de la Catedral de Toledo.
Recorrido en cuatro escenas
La exposición se divide en cuatro "escenas" o secciones que corresponden a las diferente etapas de ese periodo que enmarcan la vida de Goya y la evolución de su arte: La primera parte, 'Goya pintor de Cámara', la segunda se centra en la visión de Goya ante el nuevo siglo; la tercera parte se titula 'Goya en los años de la Guerra de la Independencia, y la última parte presenta las 'Fatales consecuencias de España' (1814-1819).
En el centro de la exposición, se sitúan los fusilamientos del Dos y Tres de mayo. En el año 2000, el Museo del Prado se planteó la conveniencia de restaurar ambos lienzos y por ese motivo se organizó un simposio internacional en el mismo Museo, al que asistieron historiadores especializados y prestigiosos restauradores.
Se han rebajado en las dos obras, los barnices amarillentos con un proceso de limpieza que ha permitido recuperar la profundidad y transparencia del color original. Asimismo, se pueden apreciar detalles técnicos y pinceladas que permanecían ocultas por los antiguos barnices.
Tras la Guerra, Goya se esforzó por trabajar para la Iglesia y por representar los santos de la mejor manera posible. En su últimas etapas se centró cada vez más, en sus álbumes de dibujos, en que denunciaba la represión del rey contra los liberales, y en las series de estampas, La Tauromaquia y los Disparates, experimentando, además, con una técnica nueva, la litografía.
Los últimos años del decenio de 1810, entre 1815 y la nueva y grave enfermedad de Goya a fines del 1819, fueron testigo de un período de gran diversidad creativa. La vida artística y pública de Goya en España concluyó con el gran cuadro de altar de 'La última comunión de San José de Calasanz'.
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