El presidente de Caja Laboral, Juan María Otaegui Murua destacó el testimonio de Debo Dion, una mujer afectada por la mutilación. "De niña le sajaron el clítoris como a tantas otras mujeres en su infancia. Después le taparon la zona con un coágulo de sangre para proteger su virginidad hasta el día del matrimonio. Cuando éste llegó, a los 17 años, unas mujeres le abrieron de nuevo la vagina con una cuchilla de afeitar y le dejaron sangrando a la espera de su esposo.
Llena de cicatrices llegó a su primer parto, que duró tres días. Al final, le tuvieron que practicar una cesárea, aunque el niño nació ya muerto. Después tuvo a Fátima, a la que no permitió que le practicaran la ablación. Emigró, pero en un viaje que hizo a Mauritania, en un rato que la niña se quedó con su abuela, ésta la llevo a una mujer que le practicó la ablación".
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