Las de César Rupérez no pudieron enmendar su mala primera parte, en la que encajaron un contundente 49-23
Obenasa Navarra recibió ayer en tierras canarias un severo correctivo. No es que el Caja Canarias, rival de las jugadoras pamplonesas, se jugara mucho en la clasificación como para hacer el partido de su vida. Simplemente, las de Tenerife plantearon un ritmo alto de juego y esto sentenció a un Obenasa que está pagando los esfuerzos realizados y las bajas de jugadoras importantes en esta segunda vuelta del campeonato liguero.
Las de César Rupérez no empezaron nada bien. En el primer cuarto, estuvieron desacertadas en la selección de tiro y el Caja Canarias apostó por un ataque muy agresivo y unas transiciones muy rápidas. La falta de fortuna sentenció a las pamplonesas, que en ese primer periodo encajaron un parcial de 26-8 en contra.
La dinámica del encuentro no cambió demasiado en el segundo cuarto, aunque Obenasa intentó no mostrarse tan vulnerable en el aspecto defensivo. A pesar de ello, psicológicamente las chicas de Rupérez tenían muy complicado darle la vuelta a la tortilla.
La mejoría se notó un poco más en la segunda mitad, en la que Obenasa consiguió ganar los dos cuartos, aunque no con la diferencia necesaria para acercarse a las jugadoras canarias en el electrónico.
Obenasa no se rindió
Finalmente, Obenasa logró el objetivo que se había marcado en este segundo periodo: mejorar su imagen, demostrar que aún eran capaces de competir y de que no iban a tirar la toalla a pesar de que la victoria era prácticamente imposible.
La ausencia de jugadoras como Keila Beachem marcó al conjunto navarro, que incluso tuvo que recuperar a toda máquina a la tocada Nerea Méndez para que pudiese refrescar el quinteto inicial jugando unos minutos.
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