Blanca García lleva 25 años afiliada al PSN. Ha vivido buenos y malos momentos. Uno de los más duros tuvo lugar hace 11 años, cuando estuvo al frente de la gestora que llevó las riendas del partido tras la dimisión del secretario general, Javier Otano. "En un partido democrático, las tensiones que puedes tener se diluyen y recuperas la relación con la gente. Siempre he tenido muy buena relación", destaca.
¿Cómo siguió desde Madrid las negociaciones del PSN tras las elecciones forales?
Con mucha preocupación. Había cosas que no entendía, como las convocatorias de aquellos comités regionales asamblearios. Veía que todo se iba complicando a pasos agigantados. Pero finalmente se tomó la decisión correcta. Los resultados electorales del 9-M ha constatado que los ciudadanos navarros quieren que el PSN recupere su espacio. Para ello, no necesitamos diluirnos en ninguna sopa de letras.
¿Confía en que el PSN recupere algún día el terreno perdido en las últimas legislaturas?
El PSN es una fuerza política necesaria en Navarra. Confío y creo que los compañeros van a conseguir que el partido recupere su propio espacio, su sitio, que sea capaz de transmitir un mensaje claro y diferenciado y recupere la confianza de los navarros
¿El PSN camina en esa línea?
Sí. No podemos perder de vista qué ha ocurrido con el Partido Socialista de Euskadi y por qué en este momento es la primera fuerza, por encima de los nacionalistas. Porque ha conseguido recuperar su espacio. Y ha pasado unos años muy malos. De la mano del PNV en un tiempo, de la del PP y Mayor Oreja, en otro... Ahora ahí está, creciendo. Es una oferta creíble de gobierno.
El entendimiento con UPN, ¿puede oscurecer ese mensaje propio del PSN?
No, porque se está haciendo bien. El pacto presupuestario no significa, de ninguna manera, aceptar la política de UPN. Significa ejercer la responsabilidad de dejar que gobierne el que tiene la mayoría. El PSN está realizando un ejercicio responsable, permitiendo la gobernabilidad de Navarra, la estabilidad, pero no para que UPN cumpla su programa de derechas. El acuerdo está condicionado. No a unos puestos, a unas sillas, sino a unos compromisos en políticas educativas, sanitarias, sociales que son las señas de identidad socialista. Las cosas pueden ir bien por ahí, aunque estemos hartos de que siga gobernando UPN. No me gusta, pero ahora tenemos 12 parlamentarios y ellos, 22. Tenemos que seguir trabajando para cambiar eso.
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