La inflación interanual comienza a descender tras seis meses de alzas y se sitúa en el 4% frente al 4,5% de media estatal
Los precios crecieron nueve décimas en Navarra en marzo, idéntica subida que la experimentada en el IPC del conjunto del país. Se notó el comienzo de la temporada de primavera en ropa y calzado, así como la constante escalada de los carburantes.
De las nueve décimas de alza, la mitad correspondió a la subida de vestido y calzado (un 4,3% en marzo), según los datos del Instituto de Estadística de Navarra (IEN). Otras dos décimas se debieron al transporte (que subió un 1,4%), algo más de una al gasto en vivienda (el IPC no registra el coste de la vivienda sino los gastos de mantenimiento: luz, calefacción, y alquileres) y el resto a la subida de productos de ocio y cultura, donde se incluyen los viajes organizados contratados en Semana Santa. En Navarra, su efecto se notó menos en la hostelería (0,5%) que la media española (1%).
Lo más destacado de marzo es que Navarra se desmarcó, después de seis meses, de la tendencia al alza en el IPC interanual (mide la subida de precios en doce meses) al pasar del 4,3% al 4%. Mientras, en el conjunto de España, el IPC interanual tocó techo en marzo escalando al 4,5%.
Esto obedece a que la inflación subyacente se situó en el 2,6% en Navarra, frente al 3,4% de media nacional. En doce meses, los gastos de vivienda se han encarecido un 7% en Navarra, seguidos de los alimentos (6,7%) y del transporte (6,5%). Al no tener en cuenta los precios energéticos, ni de los alimentos elaborados, la inflación interanual mide mejor el comportamiento en precios de los agentes económicos de una zona.
La Cámara Navarra de Comercio e Industria subrayó ayer esta "moderación" pese a la coincidencia de la Semana Santa, que sitúa a Navarra sea, junto con Ceuta, "la región con menor crecimiento de los precios". Y quiso reconocer "la apuesta y el esfuerzo de los agentes económicos para contenerlos".
En cambio, la lectura de los dos principales sindicatos de Navarra no es tan optimista. UGT opina que "por su persistencia" y por "el nivel alcanzado", la inflación se ha convertido en "un problema estructural, en el que sólo caben medidas excepcionales para que no dañe seriamente nuestra economía". Pide a la Comisión Nacional de la Competencia y a las administraciones "que empleen todas las herramientas a su alcance para frenar la escalada de los precios y evitar así el deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores".
Por su parte, CC OO cree que "la pésima evolución de la inflación va a tener consecuencias negativas sobre el crecimiento de la economía y el poder adquisitivo de las personas con menor renta" y afirma que "las amplias y continuadas desviaciones" entre el IPC real y el objetivo de inflación "complican" la negociación colectiva.
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