DIRECTOR DE LA CASA DEL TÍBET EN BARCELONA
Desde España sigue preocupado por las noticias que llegan de una tierra que tuvo que abandonar con sólo 5 años. Pese a ello, sigue apostando por dialogar con China.
En 1963, con sólo 5 años, tuvo que abandonar su hogar en Tíbet para escapar de la represión china. Su madre había muerto en un campo de trabajo y la amenaza se cernía sobre su familia. Junto a su padre y a sus dos hermanos, Thubten Wangchen cruzó las montañas del Himalaya para llegar hasta Nepal. A los 16 años se convirtió en monje en el monasterio privado del Dalai Lama en India.
DIRECTOR DE LA CASA DEL TÍBET EN BARCELONA
Ahora dirige la Casa del Tíbet de Barcelona que fundó hace dos décadas y sigue "con mucha preocupación" las noticias que llegan de su tierra. Ayer ofreció una charla en Tudela dentro del ciclo "Paz y Compasión".
¿Cómo puede hablar de compasión con todo lo que usted ha sufrido en su infancia?
El pasado es pasado, y hay que vivir el presente. Pese al daño que los chinos nos han infringido durante tantos y tantos años, nosotros les tenemos compasión porque es la única forma de que cambien. Por eso, el Dalai Lama habla de no violencia y de diálogo, por el bien de ambas partes.
Pero las noticias que llegan de Tíbet siguen hablando de protestas, represión y muerte.
Es cierto. Mañana -por hoy- se cumplirá un mes de la represión contra la manifestación que tuvo lugar para protestar por la ocupación china que tuvo lugar hace 49 años. Durante este tiempo ya hay contabilizados 156 tibetanos muertos. El gobierno afirma que sólo han sido 20, pero ya sabemos que los chinos saben contar muchos cuentos chinos.
Esto no invita a la esperanza.
Antes del inicio de los Juegos Olímpicos queremos que haya algún cambio. El propio Gobierno chino se comprometió a respetar los Derechos Humanos en Tíbet ante el Comité Olímpico Internacional, y no lo está cumpliendo. Nosotros queremos que se abra un diálogo con el Dalai Lama, pero el Gobierno chino no para de insultarle y de afirmar que él está detrás de las revueltas en Tíbet. Ahora no tenemos país, pero tenemos al Dalai Lama y, gracias a él, Tíbet no morirá. Mi pueblo está sufriendo mucho, pero seguirá luchando por su libertad.
¿Qué opina de las protestas que están teniendo lugar al paso de la antorcha olímpica?
Se ha demostrado que el mundo no es tonto, ya que los protagonistas de estas manifestaciones no son sólo tibetanos. Hay personas de muchos países que se han solidarizado con nuestra causa, y eso es bueno. Nosotros no queremos boicotear los Juegos, ya que no deseamos perjudicar a los atletas que dedican su vida al deporte, pero pedimos que los políticos no vayan a la inauguración oficial.
El presidente francés Nicolas Sarkozy amenaza con no acudir ese día, pero a la vez firma contratos millonarios con China.
Es cierto, pero por lo menos ha levantado la voz, algo que otros no hacen por todos los intereses económicos que existen.
¿Y la actitud de España?
Nosotros hemos enviado una carta al presidente José Luis Rodríguez Zapatero y a la Familia Real para solicitarles que no acudan a la ceremonia de apertura. Si los políticos y autoridades internacionales boicotean ese acto, China recibirá una gran lección.
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