Los policías aseguran que la estafa piramidal se hubiera hundido de todos modos porque era "imposible" pagar a todos
Tres inversores navarros y guipuzcoanos estafados por el caso Fontaneda aseguraron ayer en la quinta sesión del juicio que a la hora de invertir les daba "garantías" que se les remitiera a hablar con el Banco Guipuzcoano en caso de dudas. De los tres, sólo uno aseguró haberse entrevistado con el director de la sucursal de Pamplona, Juan Pedro Echarri Rubio, que está acusado de estafa por los inversores (no por el fiscal).
Además, la parte de los estafados reclaman que el banco se haga responsable civil de las indemnizaciones (las sociedades de Fontaneda carecen de patrimonio). La estafa piramidal asciende a 7,7 millones y tiene más de 250 afectados.
Los tres inversores que declararon ayer reclaman lo que no se les devolvió de lo invertido (156.000 euros uno, 144.000 otro y 108.000 el tercero, la mayoría en metálico). Conocieron a Fontaneda en 1999 a través de Manuel Cid Conde (gerente de la oficina de San Sebastián y acusado de estafa), que les habló de "unas inversiones con muy buen rendimiento". Según explicó uno de ellos, el sistema que les explicaron funcionaba así: los inversores ponían dinero y se compraban pisos a punto de ser embargados por impago de hipotecas, ofreciendo al desahuciado un precio superior al de subasta, pero inferior al de mercado. Después, se revendía a precio real.
El único estafado que dijo haberse reunido con Echarri afirmó que llegó a Pamplona en Sanfermines y habló con el banquero "cinco o diez minutos". "Me dijo que Fontaneda era muy solvente, que eran inversiones del ámbito inmobiliarios y que en su cuenta había un gran movimiento. Esta conversación fue decisiva, porque me dijo incluso que él había recomendado invertir a familiares y amigos". Tras escuchar esto, el director del banco le espetó desde el banquillo: "Es usted un sinvergüenza, caballero".
Los tres admitieron que en ninguno de los contratos que hicieron había personal del Banco Guipuzcoano presente, y reconocieron su firma, entre la de otros inversores, en una carta abierta en defensa de Fontaneda cuando saltó el escándalo en la que retiraban sus denuncias contra el promotor. "Estaba detenido y nos dijeron que tenía que salir para retomar la actividad", dijo uno de ellos.
Ninguno de los tres dijo sospechar de lo que realmente hacía Fontaneda con el dinero, aunque uno afirmó que no le gustó cuando empezó con las promociones artísticas. Sobre el interés ofrecido, de entre el 50 y 120% anual, apuntaron que "en aquella época había un boom". "No me pareció exagerado, pero sí para desconfiar", dijo uno de los inversores.
Era "imposible" pagar a todos
En la sesión de ayer también declararon varios policías. Uno de ellos, de la Policía foral, afirmó que la estafa piramidal ideada por Fontaneda no hubiera podido continuar "con total seguridad" , puesto que era "imposible" pagar a los inversores. El agente cifró en 429 los contratos hallados en la oficina de San Sebastián. Un agente de la Policía Nacional afirmó que la investigación a Fontaneda se inició "por tráfico de drogas, alertados por el alto nivel de vida que mantenía cuando "no tenía bienes y acababa de salir de la cárcel".
El juicio continuará a partir del martes. Una vez condenado Fontaneda y retiradas las acusaciones a dos imputados, muchos letrados renunciaron ayer a testigos, entre ellos Leticia Sabater y Marlene Morreau.
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