Hubo 158 votos en contra (PP, 3 de ERC y 1 de UPyD) y 23 abstenciones de CiU, PNV, BNG, CC, IU, ICV y NaBai
José Luis Rodríguez Zapatero no logró ayer la mayoría absoluta del pleno del Congreso requerida para ser investido jefe del Gobierno en primera votación ya que sólo recibió la confianza de los diputados socialistas, mientras que al "no" del PP se sumaron los 3 representantes de ERC y la de UPyD, 158 en total.
El candidato obtuvo 168 votos socialistas (faltaba una diputada del grupo) y se registraron 23 abstenciones correspondientes a los parlamentarios de CiU, PNV, BNG, Coalición Canaria, IU, ICV y Nafarroa Bai.
Así las cosas, Zapatero se quedado a ocho escaños de la mayoría absoluta exigida por la Constitución (176 diputados del total de 350) para ser investido en primera vuelta, y tendrá que esperar hasta mañana, viernes, para poder ser designado por mayoría simple y en segunda votación jefe del Gobierno.
Por primera vez, un presidente electo no ha logrado la confianza necesaria en la primera vuelta, y el único precedente similar se remonta a 1981, cuando Leopoldo Calvo Sotelo -quien sustituyó en mitad de la legislatura a Adolfo Suárez- tuvo que aguardar a esa segunda cita, durante la que España vivió el intento de golpe de Estado del 23-F.
Visto el desarrollo del debate y el resultado de las reuniones que durante los últimos días han mantenido los dirigentes del PSOE con los del resto de grupos parlamentarios, la votación de era previsible y no provocó ninguna sorpresa en el hemiciclo.
Zapatero tenía asumida desde hace tiempo una segunda vuelta, y momentos antes de que los diputados desvelaran uno a uno el sentido de su votación, garantizó desde la tribuna que la disposición al diálogo se mantendrá con independencia de los apoyos cosechados hoy.
Al abandonar el hemiciclo se mostrado animado ante la segunda vuelta y aseguró que anunciará el sábado la composición de su nuevo Gobierno después de prometer su cargo ante el Rey en el Palacio de la Zarzuela.
Animado ante la segunda
A su salida del hemiciclo, rodeado de una gran expectación mediática, Zapatero emplazó a los periodistas para el viernes, cuando será investido jefe del Ejecutivo con mayoría simple.
"Sí, hombre", respondió cuando le preguntaron si se encontraba con ánimos para afrontar esa "segunda vuelta". Y dijo que estaba "bien" al pedirle que valorara el resultado de la primera. Sobre los nombres de los ministros dijo que antes tenía que conocerlos el Rey y que eso sucedería el sábado, tras la votación del viernes sobre cuyo resultado no tenía la menor duda
Ayer, los representantes de los grupos volvieron a justificar el sentido de su voto al término de la sesión, y, entre ellos, el líder del PP, Mariano Rajoy, reiteró su ofrecimiento al Gobierno para alcanzar acuerdos en determinados asuntos de Estado, pero insistió en que, tras el debate, mantiene tres preocupaciones: la situación económica, la inmigración y la política del agua.
De forma previa a la votación, han intervenido ante el pleno los diputados de las formaciones que no lo hicieron en la jornada del martes.
La portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, tendió la mano a Zapatero para los grandes asuntos de Estado, le dejó claro que su partido siempre colaborará en la lucha antiterrorista, y le habló de un nuevo estatuto de autonomía para las Islas.
Con la diputada de UPyD, Rosa Díez, Rodríguez Zapatero discutió sobre las ideas en torno al modelo autonómico del Estado.
En nombre de la tercera fuerza del grupo mixto, Nafarroa Bai, Uxue Barkos ofreció su apoyo a Zapatero para buscar la paz, pero nunca "para subirse al carro de un bipartidismo ineficaz". Barkos confesó sentirse defraudada por la "falta de riesgo" de los socialistas en esta legislatura, a lo que el candidato del PSOE le respondió que asumirá "los riesgos necesarios" mediante un proyecto de cambios, transformaciones y compromisos.
El nuevo portavoz socialista, José Antonio Alonso, cerró el turno de los grupos apelando a la unidad de los partidos para acabar con ETA y ofreciendo diálogo permanente en esta legislatura.
José Bono, convocó para las 12.00 horas del viernes el pleno del Congreso que se pronunciará de nuevo sobre la investidura en una votación que no comenzará antes de las 12.50, cumpliendo así el requisito constitucional de que transcurran 48 horas desde la primera vuelta.
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