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INTERNACIONAL

Irak vive con frustración el quinto aniversario de la caída de Sadam

La brutalidad de la policía de Sadam Husein fue sustituida por la violencia de los escuadrones de la muerte

Actualizada Jueves, 10 de abril de 2008 - 04:00 h.
  • ALI MUSA . EFE. BAGDAD

La frustración ante un futuro incierto y la decepción cunden entre los iraquíes, que ayer conmemoraron el quinto aniversario de la caída del régimen del difunto Sadam Husein tras un repunte de la violencia en las últimas semanas.

Muchos aún conservan en sus retinas la imagen que se convirtió en el símbolo del derrocamiento del dictador, el derribo de su imponente estatua en la plaza de Firdaus, en pleno centro de Bagdad, por soldados estadounidenses, que dio paso a cinco años de violencia sectaria.

"El ambiente de fiesta que trajo la caída de la estatua se convirtió más tarde en una pesadilla continua", se quejó Abdelqader Obeidi. Para el analista sunita, "cualquiera que diga que el 9 de abril de 2003 fue un día extraordinario está equivocado, ya que ese día el Estado se derrumbó junto con el régimen de Sadam".

La era de los funerales

La brutalidad durante los tiempos de la dictadura fue sustituida por la era de los funerales, la aparición de los llamados escuadrones de la muerte, responsables de la matanza de miles de civiles, y el desmantelamiento de todos los servicios básicos.

"La aparición de cadáveres no identificados en las ciudades, así como la violencia sectaria, son fenómenos terroríficos que amenazan a todo el país", dijo Um Laiz, una iraquí de 50 años que no quiso dar su nombre verdadero por temor a ataques.

"Los días en los que vivíamos en calma a pesar de las restricciones impuestas por el régimen de Sadam se fueron y han sido reemplazados por la era de la inseguridad y la desintegración de la vida social", afirmó esta vecina del barrio de Mansur, en el oeste de la capital. Todavía recuerda con lágrimas en los ojos a su sobrina, asesinada el año pasado por los escuadrones de la muerte.

"En los últimos cinco años hemos vivido en estado de terror -apuntó Um Laiz-. Mientras, seguimos las noticias de los secuestros y asesinatos de personas por la violencia diaria".

La violencia sectaria en Irak se agudizó tras el bombardeo de un santuario chiíta en Samarra, a 120 kilómetros al norte del país, en febrero de 2006, que aniquiló la convivencia pacífica entre sunitas y chiítas, y que originó grandes interrogantes sobre la posibilidad de que los fieles de ambas ramas del Islam pudieran coexistir pacíficamente en Irak.


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