Mariano Rajoy visitó la capilla ardiente acompañado de María San Gil y otros dirigentes y concejales del PP vasco
José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy viajaron ayer por la tarde a Mondragón, no para hacer campaña electoral, sino para arropar a la familia del ex concejal socialista asesinado ayer, Isaías Carrasco. Nada más conocer el vil atentado etarra, los partidos cancelaron todos sus mítines y su propaganda en los medios de comunicación como señal de duelo.
El presidente del Gobierno llegó a media tarde a Mondragón y lo primero que hizo fue reunirse con la madre de el ex edil asesinado, Agustina Miguel, la viuda, María Ángeles, y sus tres hijos, Sandra, Ainara y Adei, a quienes transmitió su condolencia y cariño.
Posteriormente, Rodríguez Zapatero asistió a una reunión con la Ejecutiva del PSE-EE, en la que también estuvo presente el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, así como representantes de las ejecutivas socialistas de Navarra y La Rioja y otros cargos públicos del PSOE.
En su rueda de prensa junto a Patxi López, el presidente del Gobierno hizo una declaración en la que, en primer lugar, se refirió a los allegados del ex edil asesinado, a quienes definió como "una familia de trabajadores honesta, como era Isaías" y subrayó que "quienes han cometido la vileza de asesinarle han demostrado su indignidad, cobardía y felonía".
Por último, Zapatero se trasladó a la plaza consistorial entre aplausos de los congregados y visitó la capilla ardiente de la última víctima de ETA.
María San Gil, increpada
También Mariano Rajoy llegó a las ocho y media de la noche a la localidad guipuzcoana, acompañado de María San Gil y de dirigentes populares vascos, que se acercaron al ayuntamiento a la capilla ardiente. También estaban presentes otros dirigentes del partido que sufren el acoso etarra, como la alcaldesa de Lizarza, Regina Otaola, y Pilar Elías.
Horas antes, San Gil y sus compañeros de partido Carmelo Barrio y Leopoldo Barreda, entre otros, acudieron al hospital de Mondragón para mostrar su pésame a la familia. Allí fueron increpados por un grupo de personas al grito de "asesinos y fascistas".
A su llegada al consistorio, Rajoy advirtió a ETA de que "puede perder toda esperanza de conseguir sus objetivos políticos, porque no tiene ninguna posibilidad de ganar la batalla a una nación de 45 millones de personas honradas y decentes". Además, el líder popular manifestó su solidaridad y cariño con la familia del ex edil "en estos momentos, que son los peores que puede pasar un ser humano".
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