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TIERRAESTELLA

Un centenar de escolares de Estella desafiaron al frío el Día del árbol

Los niños sobrellevaron los dos grados de temperatura por la tarde a golpe de azada

Actualizada Jueves, 6 de marzo de 2008 - 04:00 h.
  • M.M. . ESTELLA

Aunque este año se cobijó el día del árbol en la calle Berrueza frente a los parajes abiertos de anteriores ediciones, los dos grados de temperatura acompañados del viento "campeaban" por este vial del barrio de Lizarra. Pero el frío no pareció hacer mella en los cien escolares que se sumaron a la iniciativa municipal. Quizá porque, en esta ocasión, la azada era más grande y se requería mayor esfuerzo.

Y algunos niños hasta parecían sudar mientras sus padres se encogían entre las ropas de abrigo.

A las cuatro de la tarde, acompañados de los gaiteros municipales, la comitiva infantil se encaminó al punto elegido por el Ayuntamiento desde la plaza de Los Fueros. Las ediles regionalistas, Silvia García (presidenta de la comisión de Educación) y María José Irigoyen (su homóloga en la de Servicios) se unieron a la expedición a la que les aguardaba cuatro empleados de la brigada de jardines.

Ya colocados, aunque esperando a que se les echara encima la tierra, había 8 Sophora japónica y 18 Prunus fruticosa globosa de unos tres metros de altura. "Estos últimos son árboles que , al igual que los Sophora, como máximo tienen una copa de tres metros de diámetro y no superan los cinco metros en alto. Lo mejor para una zona residencial donde los primeros pisos están más bajos", dijo el jefe de la brigada Celes Legarda Idoate.

Las Sophoras pueden alcanzar en vertical hasta los 20 metros. "Pero en edad adulta y son especies que viven más de cien años. Además, para su pleno desarrollo requeriría de un suelo mejor que éste, donde quedan restos de hormigón de una antigua fábrica", añadió Celes Legarda que, junto a los otros tres empleados municipales, supervisó las tareas. La brigada, además, se ha ocupado de plantar otros 70 ejemplares por toda la ciudad. "De los Sophora no hay muchos, como máximo media docena", desveló Legarda.

Treinta azadas

Los pequeños compartieron en grupos las treinta azadas repartidas por la brigada. En algunos casos, se delegaba el trabajo en los padres que aprovechaban para "sacudirse" el frío. "Este año se han puesto árboles más grandes y se cansan antes", dijo Jeru Ulloa Porras, que acudió con sus dos hijos, Daniel y Nahia del Barco, de 7 y 4 años y del colegio Remontival. A "su" árbol se sumó también la pequeña Ángela Irisarri García de Villoslada, de 4 años y del colegio Mater Dei.

"No puedo", decía Leyre Cerrillo Fernández de Gobeo, de 7 años y del mismo centro escolar, mientras intentaba arrastrar tormos de tierra mojada hasta el agujero. "Ya ha estado otros años así que no es mi primer árbol", afirmó la niña que, rendida por el esfuerzo cedió la azada a otros compañeros.

Mikel Garmendia Goyena, de 5 años y de Lizarra Ikastola, esperaba su segundo turno en un grupo nutrido de escolares que intentaba burlar el aire cobijados bajo las casas del ecuador de la calle. "He echado la tierra encima pero me ha costado mucho", reconocía el pequeño mientras el resto de acompañantes trataban de cubrir las raíces de su ejemplar.

En familia

Cerca de allí, uno de los árboles se lo repartían dos familias; de un lado, la formada por Javier Antoñanzas Arbizu con su hijo Daniel Antoñanzas Salvatierra, de 4 años y de Santa Ana, y de otro María Esther Labari Gil, abuela de Arkaitz Iriarte Álvarez, de 3 años y de Lizarra Ikastola. "Es el primer año que viene y tenía mucha ilusión. Con decirte que se ha metido corriendo a la siesta para despertarse a la hora... ¿Frío? No lo noto mucho porque estoy encantada de verle", aseguraba María Esther Labari.

Javier Antoñanzas ayudó a los pequeños con la azada mientras su hijo esperaba su turno con impaciencia. "Como al final no ha nevado, nos hemos animado a venir. Daniel es el segundo año que participa en el día del árbol y le hace mucha ilusión", explicó su padre.

Una hora larga después, los pequeños se desplazaban hasta los aledaños de los cines Golem para disfrutar con la merienda proporcionada por el Ayuntamiento. Y muchos agradecieron que en lugar del bocadillo frío de otros años, esta vez se les repartiera pan con chocolate hecho. La jornada terminó con la obra de teatro que, en el interior de los cines, ofreció el grupo Trokolo . El título de la función, Gota a gota, por suerte no tuvo reflejo en una tarde donde la nieve y la lluvia dieron una tregua a la ciudad.


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