UN PACIENTE DE 70 AÑOS PASÓ LA NOCHE DEL LUNES AL MARTES SOBRE UNA CAMILLA METIDO EN UN DESPACHO. HABÍA SIDO REMITIDO PARA INGRESAR POR SU MÉDICO. EN EL HOSPITAL DE NAVARRA NO HABÍA CAMAS. EL ENFERMO PASÓ 19 HORAS Y MEDIA SIN HABITACIÓN.
ELVIRA Pérez tiene casi 70 años y padece una enfermedad pulmonar que, según cuenta, le ocasionó un accidente laboral. Debido a la falta de camas que sufre el Hospital de Navarra es una de las pacientes que en los últimos días ha ingresado en el centro hospitalario y que ha sido alojada de forma provisional en distintas salas hasta que, finalmente, le han dado una habitación. En concreto, Elvira Pérez ingresó a las 10 de la noche del lunes por Urgencias y no ocupó una habitación hasta las 5 y media de la tarde ayer. En total, diecinueve horas y media
Elvira Pérez es el nombre ficticio del protagonista de esta historia real. Pasó las diecinueve horas y media de espera en dos salas diferentes, ambas ubicadas en la primera planta del pabellón E del centro hospitalario, destinado al Servicio de Geriatría y Neumología. En un primer momento, la llevaron a un despacho destinado a realizar pruebas respiratorias a los distintos pacientes. Allí, en la sala 114, le colocaron una camilla para dormir.
Posteriormente, a las 8 de la mañana, cuando se reanudó la actividad médica y era necesario volver a utilizar el despacho, le asignaron la sala de espera de las visitas. La saturación de pacientes ha hecho que la sala esté cerrada al público porque hace las veces de habitación, aunque ni dispone de baño ni de teléfono. A las 5.30 le dieron habitación.
Sin poder dormir
Elvira Pérez sabía desde primera hora de la tarde del lunes que era necesario ingresarle, pero que no había camas. Junto a su pareja, se habían desplazado hasta Pamplona para acudir a una consulta de seguimiento de su enfermedad en el centro de especialidades Príncipe de Viana. "Me encuentro muy mal. En este invierno llevo ya cuatro ingresos. Cuando me vio el médico me dijo que tenía que ingresar. Preguntó si había camas, pero le contestaron que no, así que me mandó que fuera por Urgencias".
Elvira Pérez cuenta su historia sentada en el sofá de cuero negro de la sala de visitas. Va con su pijama azul, sus zapatillas y su bata. Encima de la mesa de cristal, junto a unas macetas con plantas, ha dejado su medicamento y en una esquina, su maleta sin deshacer. Los cristales de la ventana y de la puerta de la sala de visitas están tapados con un papel blanquecino. Parece como si llevaran días colocados porque algunas de sus esquinas están despegadas, lo que permite ver desde fuera el interior de la sala. En el pasillo, junto a la puerta, la placa informativa "sala de visitas" está tapada por un folio que indica con una señal la dirección de la "sala de espera provisional". Se trata de un rincón de un pasillo, en el que se han colocado media docena de sillas.
Elvira Pérez no fue la única enferma inquilina de la sala de visita. La compartió con otra persona que durante las últimas diecinueve horas ha pasado por la misma odisea a la espera de una habitación. Precisamente, la única cama que hay instalada en la improvisada habitación es de esta persona. Elvira Pérez no dispuso de cama para recostarse o para dormir.
"Estoy cansada. No he pegado ojo en toda la noche porque el grosor del colchón de la camilla es mínimo. Es todo hierros. Además, al estar tumbada me da la tos. Me he pasado la noche sentada en la camilla", explica indignada.
En ese momento, llega el equipo médico que va a valorar a la persona que comparte la sala de visitas. Le piden a Elvira Pérez que salga al pasillo. Una enfermera se le acerca y le ofrece una silla de ruedas. "¿A qué baño puedo ir?", pregunta la paciente. La enfermera le invita a utilizar el que está en la zona privada de los profesionales sanitarios. "El trato de las enfermeras es exquisito. Mi queja va dirigida a los que tienen que hacer que esto no pase y que no lo hacen".
"No hay derecho a estar así. Sé que no soy la única persona a la que le ha pasado esto, además de que esta falta de camas no es algo nuevo, de ahora. En Urgencias hay un espectáculo de camas por los pasillos. Y me pregunto: ¿Cuánto se van a gastar en el parking? No es que no sea necesario, pero ¿a nadie se le ocurre que antes hay que tener un hospital como Dios manda?"
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