Otra diferencia del segundo debate con el primero fueron las interrupciones y apostillas. Si en el primer cara a cara apenas hubo una docena de salidas de guión para entorpecer el discurso del oponente, en el del lunes hubo hasta 59. Zapatero invadió el terreno dialéctico de Rajoy en 30 ocasiones, mientras que el candidato del PP lo hizo 29 veces. El presidente del Gobierno mostró una especial beligerancia en el bloque de política de seguridad, en el que, a propósito de la guerra de Irak, el 11-M y el diálogo con ETA, interrumpió a su contrincante en siete ocasiones. El candidato popular, a su vez, fue más agresivo en el capítulo de política institucional, donde entorpeció el discurso de su rival 13 veces, en especial con la política lingüística en Cataluña y el absurdo debate sobre el contenido de su primera pregunta parlamentaria. En los primeros compases del debate, Zapatero llevó la voz cantante en lo que a interrupciones se refiere. El candidato socialista obstaculizó en 15 ocasiones los razonamientos de Rajoy, pero tras el descanso, alguien debió aconsejárselo y el aspirante del PP retornó con renovados bríos y saboteó hasta 20 veces las intervenciones del candidato socialista.
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