El pan y la pasta prosiguieron sus subidas de precios en febrero al no bajar el del cereal y crecer la producción mundial menos de lo esperado. Según los datos facilitados ayer por el Ministerio de Industria, el aceite de girasol es ahora un 37,1% más caro que hace un año, la harina de trigo un 25,9% más, la leche esterilizada un 24,4% más y los espaguetis un 18,9%.
No obstante, febrero supuso un pequeño alivio en buena parte de los alimentos frescos, con descensos sensibles en los tomates (-7,25), la pescadilla (-6,9%), los plátanos de Canarias (-5,8%), el gallo (-5,8%), los pimientos verdes (-5,5%), el cordero (-3%) y la carne de pollo (-2,6%).
Pero no todo fueron alegrías en este ámbito, pues la bacaladilla -una alternativa hasta ahora barata dentro de los pescados blancos y con interesantes propiedades nutritivas- se encareció un 7%, los limones un 5,2%, el jurel un 4,5%, las anchoas o boquerones un 1,8% y las patatas un 1,4%.
Entre los alimentos envasados, en febrero se disparó el precio de la bollería (4,32%), la harina de trigo (3,49%), los espaguetis (2,69%) y el arroz (2,59%).
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