"En los derechos humanos están condensadas las exigencias para construir la comunidad política"
"La Iglesia no quiere imponer la fe cristiana ni la moral católica. Las ofrece con franqueza y valor a todos".
Esta frase, pronunciada por el presidente saliente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, no figuraba en el texto del discurso distribuido inicialmente con el que el obispo de Bilbao iniciaba los trabajos de la XCI Asamblea Plenaria, en la que se procederá a la renovación de todos los cargos directivos del Episcopado excepto el del secretario general, que tiene mandato hasta noviembre.
La "muletilla" la introdujo personalmente Blázquez durante la última alocución de su primera etapa como presidente de la CEE, si bien en el contexto del discurso que el Papa Benedicto XVI no pudo pronunciar personalmente en la universidad La Sapienza, de Roma, y que fue leído por otra persona en su lugar.
En este "excelente discurso", subrayó Blázquez, el Papa asegura que "no debe tratar de imponer a otros de forma autoritaria la fe que sólo puede ofrecerse en libertad". Por eso, alegó, Benedicto XVI "abordó de nuevo la búsqueda de la verdad, profundizando en las relaciones entre la razón y la fe", cuestiones ambas que "se necesitan mutuamente para que cada una realice su misión en beneficio del mismo hombre".
Citando al Sumo Pontífice, destacó que "el peligro para el mundo occidental estriba hoy en que el hombre, precisamente debido a la grandeza de su saber y poder, se rinda ante la cuestión de la verdad. Y ello significa al mismo tiempo que la razón, al final, claudica ante la presión de los intereses y la atracción de la utilidad que se ve obligada a reconocer como criterio último".
Recordó Blázquez que este año se cumple el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y citando la doctrina social de la Iglesia señaló que "en los derechos humanos están condensadas las exigencias morales y jurídicas que debe presidir la construcción de la comunidad política". "Éstos -prosiguió- constituyen una norma objetiva que es el fundamento del derecho positivo". El presidente saliente de la cúpula eclesiástica agregó que "custodiar y promover la dignidad de la persona es el norte de la humanidad en sus proyectos y leyes; emplear las mejores energías intelectuales en la búsqueda de la ley fundamental y en el diálogo sobre las cuestiones nuevas que aparecen son tareas primordiales".
Además de esta apelación al diálogo, Blázquez demandó la unidad interna de los obispos para la responsabilidad que iniciaban este lunes de renovar a sus cargos directivos, entre ellos el de presidente. Apeló el presidente saliente a que esa "comunión eclesial" y fraternidad en el Episcopado es la base de las relaciones en la Iglesia, "inspira su sentido e impulsa los trabajos" de la CEE. "Ningún obispo está solo, sino dentro de la colegialidad episcopal", indicó. Arguyó Blázquez que la importancia de la CEE reside en que "contribuye eficazmente a la unidad entre los obispos y, por lo tanto, a la unidad de la Iglesia, al ser un instrumento muy válido para afianzar la comunión eclesial".
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