"A mis 52 años, yo puedo decir lo que pienso en cualquier lugar de España; otros, no"
"A mis 52 tacos, ya me puedo permitir el lujo de decir lo que pienso en cualquier lugar de España", anunció Mariano Rajoy en Zaragoza, donde asumió el riesgo de defender el trasvase de agua del Ebro hacia Levante y Andalucía oriental, tal y como había hecho, apenas 48 horas antes, en Alicante y Murcia.
"El proyecto de España es para todos, vivan donde vivan", explicó en su mitin con el PP aragonés, que planteó resistencia a la incorporación de este compromiso en el programa electoral.
Para que no hubiera duda alguna sobre su decisión de plantar cara en Zaragoza, repitió las mismas palabras que utilizó en la Comunidad Valenciana sobre el traslado a otras autonomías del agua que sobra, después de garantizar el caudal ecológico, para "ayudar a los demás porque todos somos españoles".
Obras hidráulicas
"¿Se me ha entendido bien?", preguntó a los más de seis mil aragoneses concentrados en un mitin en el que lucía la pancarta de defensa del Pacto del Agua.
Y Rajoy se detuvo a enumerar las más importantes obras hidráulicas, previstas en el Plan Hidrológico Nacional, y prometió desbloquear los proyectos que paralizó el Gobierno socialista.
En especial, se comprometió a concluir el "recrecimiento del embalse de Yesa para hacer realidad el abastecimiento de agua a Zaragoza" y, tras mencionar muchas otras infraestructuras jaleadas por el polideportivo con aplausos, añadió "el resto de obras del Pacto del Agua".
Adoptada por Rajoy la posición definitiva de defensa del trasvase, los populares de Aragón dan por amortizado el desgaste que les puede suponer en esa comunidad la polémica infraestructura y piensan que el coste ya lo pagaron hace cuatro y ocho años, con el PHN.
El PP pasó de contar con el 48,27% del voto que tenía en 1996 a quedarse en el 35,55% que alcanzó en 2004 en esta autonomía, donde también ha perdido el gobierno autonómico y el ayuntamiento en Zaragoza.
El candidato del PP presentó esta decisión como un esfuerzo que merece la pena y lo vinculó directamente con los principios y convicciones que defiende en estas elecciones, sin ambigüedades ni medias palabras.
"Si no hacemos esto estamos condenados al desastre", afirmó. Acusó además a José Luis Rodríguez Zapatero de "decir hoy una cosa y otro día, la contraria" al no tener ideas claras.
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