Un grupo de deportistas iraquíes discapacitados, muchos de ellos por la guerra, prepara los Paralímpicos
Un puñado de iraquíes sueñan con ganar una medalla en los próximos Juegos Olímpicos entrenándose con obstinación, trabajando su espíritu, movilizándose para obtener apoyo financiero... y olvidando que no tienen piernas.
El equipo iraquí de voleibol de los Juegos Paralímpicos es por ahora la única selección nacional que se ha clasificado para viajar a Pekín en septiembre de 2008.
Y sus miembros están decididos a repetir la hazaña de un haltera iraquí discapacitado, Fares Saadoun, que ganó la medalla de oro en Atenas en 2004. O el triunfo más modesto, el bronce de un lanzador de disco, Ahmed Ouleiwi, en los Juegos de Barcelona en 1992.
"El gusto por el reto nos ayuda a hacer lo que atletas normales no llegan a hacer", explica un jugador del equipo, Said Hamed Rassoul. "Y está bien que nuestras familias y amigos nos consideren como campeones antes que como discapacitados", añade.
Por falta de estructuras, medios, y sobre todo de deportistas de alto nivel, Irak es incapaz este año de enviar atletas a los Juegos Olímpicos clásicos. El país, en un profundo caos desde hace cinco años tiene el triste privilegio de no carecer de mutilados como reserva importante de deportistas discapacitados.
"Todavía tenemos la esperanza de que los responsables se interesen por nosotros y nos ayuden a facilitar nuestra preparación", explica Hadi Abdel Karim, otro miembro del equipo.
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