Antes de su reapertura, el museo reunió ayer a cuantos tienen algo que ver con la trufa en la comarca. El motivo, la presentación de una publicación sobre este producto, La trufa-guía de la truficultura, obra de Raimundo Sáez García-Falces, asesor técnico del ITG Agrícola, y de Ana de Miguel Velasco, profesora de Botánica del departamento de Biología Vegetal de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra.
Ambos son autores de un trabajo que amplía y actualiza una primera edición de los años noventa dirigida tanto a técnicos como a truficultores. Editado por el ITG Agrícola, pone en circulación 500 ejemplares que se venderán al precio de 15 euros. Ana de Miguel (Pamplona, 1960) se refirió al respaldo recibido tanto por el ITG y la Universidad de Navarra como por los truficultores cuya colaboración han encontrado durante estos años. "Ojalá todo el mundo trabajara tan a gusto como lo hemos hecho nosotros", indicó.
Raimundo Sáez (Pamplona, 1951) definió la guía como un instrumento útil tanto a truficultores navarros como a los que gozan de características similares en otras zonas. Los autores indican en prólogo del trabajo como, pese a los avances conseguidos en el estudio de este hongo, no se han encontrado todas las respuestas "ni cuáles son los factores que inducen la entrada en producción de los árboles truferos".
Acto en el museo
La consejera de Desarrollo Rural, Begoña Sanzberro, presidió el acto de presentación junto al director gerente del ITG Agrícola, Javier Sanz, y el alcalde del valle, Juan Miguel Zudaire. El centro de interpretación de Metauten reunió también al presidente de la asociación de truficultores Lóquiz, Serafín Nieva, a las técnicas de Teder, Cristina e Irache Roa, y a veteranos productores de la zona como Javier Lander y Teófilo Martínez, compañeros habituales de los autores durante los años dedicados a investigar un hongo que se cultiva actualmente en unas 200 hectáreas de Tierra Estella. El trabajo fruto de este trabajo de campo y de guías anteriores consta de diez capítulos e incluye desde la introducción del producto en Navarra hasta aspectos más prácticos como sus posibilidades en gastronomía. Las mismas páginas describen al lector el "quemado", un área concéntrica en torno a los árboles truferos donde aparecen prácticamente todas las plantas.
El aumento de esta superficie desde finales de los ochenta, cuando se apostó por la trufa como alternativa con las primeras plantaciones, se debe en buena parte a las ayudas a la reforestación de antiguas tierras agrícolas. La consejera Sanzberro recordó ayer que, en el periodo del 2005-2007, ha habido subvenciones forales por importe de 940.000 euros para la plantación de 150 nuevas hectáreas truferas. La consejera se refirió al reglamento de montes que su departamento tiene previsto elaborar en el año 2009 para regular los aprovechamientos de hongos y de trufas en particular.
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