S ON ya tres días hablando a todas horas del debate entre Zapatero y Rajoy, analizando del derecho y del revés cada frase, cada gesto de los dos contrincantes. Y me temo que así será hasta el próximo lunes en que ambos se vuelvan a enfrentar bajo la batuta de Olga Viza. Confieso que a mi alrededor todos continúan diseccionando cada palabra dicha por Zapatero y Rajoy.
Yo creo que hubo empate entre los dos candidatos, o sea que estamos donde estábamos antes del debate. Zapatero, que partía como favorito, no logró derrotar a Mariano Rajoy que desde el primer momento dejó claro que no se iba a dejar derrotar. Por lo demás, ambos esgrimieron los argumentos que les hemos escuchado a lo largo de la legislatura: las mismas afirmaciones, los mismos reproches, las mismas frases dirigidas a buscar el aplauso de los suyos.
Pero aunque ya digo que hubo empate en este primer combate electoral, el solo hecho de que se haya producido favorece a Mariano Rajoy. Después de la derrota sin paliativos del número dos de Rajoy, Manuel Pizarro, ante el vicepresidente Pedro Solbes, el líder del PP no se podía permitir un traspiés, y no lo dio.
No es difícil augurar que en el próximo debate que se va a celebrar el lunes día 3, ambos contrincantes van a ir a por todas. Quiero decir que no se van a andar con sutilezas. Creo que en algunos momentos Mariano Rajoy conectó con los problemas reales de los ciudadanos de a pie, y que Rodríguez Zapatero estuvo más de lo que le hubiera gustado a él y a sus asesores, a la defensiva.
También creo que el candidato del PSOE le saca ventaja al del PP en cuanto a telegenia y saber estar ante las cámaras de televisión, pero juega en su contra no tener la misma credibilidad después de cuatro años de Gobierno.
El candidato del PP distraía a la audiencia mirando hacia un lado, como si estuviera buscando la mirada o la aprobación de alguien. Aunque tanto en el PSOE como en el PP declararon de inmediato campeón del debate a su líder, lo cierto es que ninguno dio el K.O. al otro, por eso creo que en el debate del lunes ambos saldrán dispuestos a echar el resto. Mi impresión es que ni Zapatero estuvo sobrado ni Rajoy escaso.
En cuanto al formato del debate, verán, me parece que los periodistas no deberíamos de aceptar que los partidos impongan condiciones para celebrar este tipo de encuentros. El que hayan pactado hasta los segundos de los planos de cada interlocutor, me parece una vergüenza. Claro que a estas alturas los partidos saben como salirse con la suya, a través de los gabinetes de prensa.
© DIARIO DE NAVARRA. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual