José Miguel Clemente lleva 22 años como misionero en América en países como Honduras, Brasil, y Nicaragua. Los últimos tres años ha trabajado en la comarca de Santa María en Guatemala. Además de su labor sacerdotal, el tudelano ha aplicado sus conocimientos como Ingeniero Industrial en el proyecto de electrificación de las 38 comunidades de una comarca en la que viven 37.000 indígenas. "Los mejores años de mi vida los he pasado allí. Soy centroamericano, y mi futuro está allí", explica Clemente, quien prefiere no poner fecha a su regreso. "Ahora tengo que ir poco a poco y recuperar la movilidad del brazo para poder seguir trabajando por los indígenas", señala el misionero. El jesuita se emociona al recordar la despedida que le tributaron los indígenas antes de regresar a España. "La gente me metía billetes y monedas en los bolsillos. Me daban el dinero que necesitaban para comer ese día con la esperanza de que regresara pronto junto a ellos. Eso fue preciosísimo", rememora Clemente.
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