Javier Aguirre regresa a Pamplona con siete ausencias en el Atlético de Madrid y en medio de una tormenta de críticas
Si un Osasuna-Atlético de Madrid es ya de por sí caliente, no se pierdan el de esta tarde (17.00). "A la gente le pone jugar contra el Atlético". El viernes, Kike Sola resumía así el sentir del osasunismo, toda una declaración de intenciones de un equipo que saldrá a combatir cuerpo a cuerpo como tan bien lo hecho en sus últimas apariciones en Pamplona ante Athletic y Zaragoza. El delantero cascantino, con el tobillo listo, es precisamente la única novedad.
Al carácter, sin olvidar el trato del balón y el orden táctico, se agarran los rojillos para recuperar el crédito dilapidado contra el colista, bajo una atmósfera local que le está siendo propicia para sumar los puntos que fuera es incapaz de hacerlo. La cosecha de los nueve de los últimos doce en el Reyno invita al optimismo, por aquello de que Osasuna ya sabe por dónde deben ir los tiros: actitud sin balón, líneas juntas y desparpajo y velocidad en la línea de creación, que hoy se examinará ante una de las defensas más blandas del campeonato.
En esa pelea tendrá mucho que decir Kike Sola, un hombre que se ha ganado su presencia de inicio a costa de partirse el pecho en los entrenamientos y tomarse las escasas oportunidades que le ha dado Ziganda con descaro y valentía ante el rival. Dady, después de dos jornadas desaparecido, verá el encuentro en la grada.
El ribero deberá estar bien arropado por la calidad ofensiva de Juanfran, Plasil y Vela, ausentes en Valencia y llamados a ser más protagonistas en el obligado reto de poner tierra de por medio sobre los puestos de descenso. Unos metros más atrás, el músculo de Puñal y Javi García se probará contra los cerebros colchoneros Cléber Santana y Jurado, que el jueves frente al Bolton hicieron bueno a Raúl García. Ziganda también repetirá la defensa de las dos últimas semanas.
El mexicano, en peligro
El Atlético se desplazó ayer con 17 hombres y sin siete de sus principales bastiones: Leo Franco, Seitaridis, Pablo, Motta, Raúl García, Simao y Agüero. Casi nada. Con ellos y cuatro piezas más podría formarse un once de garantías, aunque el que presentará Aguirre en su tercer regreso a Pamplona no es para confiarse. Lógico, con 75 millones gastados en fichajes.
Desde el meta Abiatti y sus enormes cualidades, hasta Forlán y su movilidad y capacidad para sacarse un gol desde cualquier esquina. El año pasado, con el Villarreal, ya le endosó un hat-trick a su amigo del Manchester Ricardo.
Sin el Kun por sanción, Forlán estará acompañado por un Maxi que luce los galones de capitán, Reyes y Luis García o Miguel de las Cuevas. Ésta es la única duda del mexicano, que vuelve cuestionado a la ciudad que le lanzó en la Liga. Su 2008 está siendo para olvidar. Fuera de la Copa y de la UEFA por la puerta de atrás, y la cuarta plaza de Champions en serio peligro. Hoy en Pamplona no tendrá muchas ayudas.
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