Aunque su presencia no obedece a un patrón preestablecido, en la mayoría de los casos existe una simbología que traslada a los transeúntes a la tradición grecorromana del siglo XVIII
Su presencia no obedece a un patrón preestablecido, pero están ahí, expectantes, contemplando cada movimiento de los transeúntes desde hace siglos.
En algunos rincones del Casco Antiguo como la plaza del Consejo, el palacio de Ezpeleta o el pasaje de Seminario se esconden representaciones de dioses mitológicos como Mercurio, Neptuno o Marte, aunque también hay espacio para astros como el Sol, la Luna... Mientras algunos curiosos y "escudriñadores de la ciudad" como Iñigo Sánchez se preocupan por recopilar su simbología, otros como el historiador y ex jefe del Archivo de Navarra durante 25 años, Juan José Martinena, explican los entresijos de su historia. Porque hasta las zonas más vistas y estudiadas de la ciudad encierran pequeños misterios y curiosidades. Detalles que, como dice Martinena, "merece la pena conocer y dan un poco de ambiente o de salsa a un Casco Viejo que no es tan monumental como el otras ciudades del estilo de Toledo o Salamanca".
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