Moore centró su concierto en su repertorio de los últimos años, cercano al blues, y exhibió su habilidad con la guitarra
Algo menos de 2.000 personas acudieron el sábado de madrugada al Pabellón Anaitasuna para escuchar al guitarrista irlandés Gary Moore, que comenzó en Pamplona una gira que le va a llevar por varias ciudades españolas. A lo largo de cerca de dos horas, Moore desarrolló un concierto que repasó su último disco y sus trabajos desde los años noventa, cuando decidió centrarse en el blues-rock y alejarse de los sonidos más heavies que cultivó en los setenta y ochenta.
Hizo una sola concesión a sus viejos tiempos. Fue precisamente la canción de despedida, Parisienne Walkways,un tema casi instrumental en tono de balada, que publicó en 1979 y que encaja a la perfección con los ritmos blues en los que se ha especializado desde que editó en 1990 Still got the blues. Si alguien entre el público esperaba algún recuerdo de sus épocas más duras, de discos como Victims of the future, Run for covero Wild frontier,o incluso de su etapa con Thin Lizzy, salió defraudado. En cambio, si buscaban las demostraciones de un virtuoso de la guitarra eléctrica, salieron contentos. Gary Moore fue pródigo en solos y exhibiciones con las seis cuerdas. Por ejemplo, los temas más lentos, cuatro incluyendo Parisienne Walkways,los alargó varios minutos dejando claro que no ha perdido su capacidad para el punteo. También incluyó un solo a mitad de concierto, que intercaló pasajes de rapidez con otros de aires aflamencados.
Boogies y country rock
En todo caso, el público se animó sobre todo cuando Moore se lanzó a su repertorio más movido, al boogie o al country-rock que forman buena parte de su último repertorio. Los ritmos más movidos empujaron a los espectadores, entre los que dominaban treintañeros, cuarentones y hasta quienes rebasaban los cincuenta, a bailar, aplaudir, levantar los brazos y corear estribillos. Hubo además espacio para ello. A pesar de que el escenario se había adelantado y ocupaba casi la mitad de la pista del Anaitasuna, en la pista había huecos suficientes para moverse con tranquilidad.
El recital, que fue precedido por la actuación de Otis Taylor, de unos veinte minutos, comenzó a eso de las doce menos diez de la madrugada. Moore, vestido de vaqueros y camisa negra y con la primera de las cinco guitarras que utilizó en el recital, salió entre aplausos a un escenario sencillo, que compartió junto a los tres músicos de su banda (bajista, batería y teclista).
Comenzó con Oh Pretty Woman,una de las canciones más conocidas de su disco Still got the blues.Este trabajo, junto con el más reciente Bad for you baby,fueron los protagonistas indiscutibles de la noche. De este último sonaron varias canciones, y el público aplaudió con ganas Mojo Boogieo la canción que da título al disco,entre otras. Del primero, Too tiredsirvió para animar al público y de precedente del solo del irlandés, mientras que Walking by myselfpuso un broche de oro a la primera parte del concierto, antes de que Gary Moore abandonara por primera vez la escena, a eso de la una y veinte de la madrugada.
Regresó por dos veces, una para hacer que el público coreara y botara al ritmo de The blues is all right, y la última para recordar un retazo de sus viejos tiempos y hacer una nueva demostración guitarrera con la melodía de Parisienne Walkways.
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Gary Moore, durante las primeras canciones de su concierto de Pamplona. S.E.
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