Primera comunicación. En noviembre, la empresa Gesport-Kines, gestora de la piscina, envía al ayuntamiento un informe de un arquitecto sobre deficiencias aparecidas en el falso techo y pide "el cierre cautelar ante el riesgo de caída y la actuación inmediata" sobre los paneles.
Visita de técnicos municipales. Comprobaron el "deficiente" estado del falso techo y el peligro de caídas de las chapas. El 2 de diciembre, el ayuntamiento dice a la gestora que las repararía del 1 al 6 de enero, pero que no consideraba necesario el cierre cautelar porque "no se desprendía tal necesidad de los informes".
Salud Pública. El 9 de febrero, inspectoras del Instituto Navarro de Salud Pública visitan la piscina y requieren al ayuntamiento "el cierre inmediato por posibles riesgos para la salud y seguridad de los usuarios".
Cierre. El mismo día 9, alcaldía ordena el cierre.
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