Un uso racional de la lavadora y la compra de un aparato eficiente son dos premisas básicas para mejorar la economía doméstica
LAlavadora es un electrodoméstico indispensable en cualquier hogar. Gracias a este aparato, la colada ha dejado de ser una labor pesada para convertirse en una tarea fácil realizada por una máquina. Sin embargo, la comodidad supone un gasto eléctrico y, por supuesto, de agua. En cifras, el consumo de la lavadora supone entre el 5 y el 10% de la factura de la luz.
El mayor ahorro en una lavadora supone la elección del aparato en función de su clase energética. Un estudio del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) señala que si se sustituye una lavadora de clase energética E por otra más eficiente, de clase energética A, el ahorro a lo largo de los diez años de vida útil del aparato se consigue ahorrar más de 300 euros.
El estudio, que calcula el precio del kilovatio hora a 0,14 euros, señala que si el cambio es el de una lavadora de clase D por una A, el ahorro es de 290 euros y si se trata de cambiar una lavadora de clase C por otra A, el ahorro es de 176 euros a lo largo de su vida útil.
Tanto el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía como las asociaciones de consumidores recuerdan que a la hora de adquirir una lavadora, o cualquier otro electrodoméstico, el precio no debe ser el único factor que se tenga en cuenta. Normalmente, los electrodomésticos de clase A o superior (A+ y A++) son más caros,. Aconsejan tener en cuenta el ahorro que supone en el tiempo, pero también las necesidades reales (capacidad) del hogar al que va destinado el aparato electrodoméstico.
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