La copa y el canapé habituales en la celebración quedaron suspendidos en señal de luto por la última víctima de los terroristas de ETA, el empresario guipuzcoano Ignacio Uría Mendizábal, asesinado a tiros el pasado día 3 en Loyola. José Antonio Alonso, del PSOE; Soraya Sáenz de Santamaría, del PP, y Gaspar Llamazares, de Izquierda Unida, se presentaron con sus mejores galas, pero los representantes de las otras ocho fuerzas con representación en la Cámara baja faltaron a la cita y sólo cinco presidentes de comunidades autónoma -el murciano Ramón Luis Valcárcel, el catalán José Montilla, el castellano-manchego José María Barreda, el extremeño Guillermo Fernández Vara y el castellano-leonés Juan Vicente Herrera- hicieron acto de presencia. Sin embargo, tras los discursos de rigor, el salón de los Pasos Perdidos tardó tiempo en vaciarse. La ausencia de cóctel no impidió los corrillos. El presidente del Gobierno, por cierto, dijo de José Bono que "estoy más contento con él que cuando lo propuse". En cambio, logró eludir la pregunta que corría entre murmullos: la de si prepara una remodelación del Consejo de Ministros.
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