Todos los votos son iguales pero la traducción de los mismos en las dos Cámaras de representación está relacionada no tanto con la aplicación de la ley d"Hont como con el reparto de escaños por circunscripciones
EL próximo 9 de marzo las urnas almacenarán millones de papeletas de distintos colores políticos. Iguales en tamaño y gramaje, su peso final en el Congreso de los Diputados no tendrá que ver tanto con la tinta y el papel como con la circunscripción de la que proceda.
Esto se debe al sistema de reparto proporcional de escaños que se aplica desde 1977 y que, por ejemplo, permite a un diputado por Soria ocupar un asiento en la Cámara Baja con apenas 30.000 votos, mientras que un candidato por Madrid necesitaría obtener 140.000.
Pero esta sobrerrepresentación de las provincias más deshabitadas no es el único efecto de este método de reparto por circunscripciones, que también prima a los partidos mayoritarios y a los regionales, y perjudica a otros que, en comparación, acaban con menos diputados que los nacionalistas a pesar de tener más votos.
El caso más claro es el de la suma de IU e ICV, que con más de un millón de votos en las últimas elecciones generales sólo logró cinco diputados, trece menos de los que le hubiesen correspondido si se asignara el mismo valor a todos los sufragios. Izquierda Unida, la "gran perjudicada del sistema", sostiene que la ley d"Hondt, una mera fórmula matemática, no es la responsable directa de esta situación, ya que la falta de proporcionalidad se debe a la elección de diputados por provincias.
Ejemplos de 2004
Así, en 2004 el PNV obtuvo siete diputados con 420.980 votos, el 1,63% del total, y Nafarroa Bai logró otro con el 0,24% y 61.045 apoyos, mientras que el Partido Andalucista con 181.868 sufragios, el 0,7%, se quedó sin escaño en la Carrera de San Jerónimo.
Por este motivo y con el objetivo de que los resultados definitivos sean más proporcionales, IU reitera que es necesario reformar la ley electoral y defiende que se imponga un modelo de reparto por comunidades autónomas o por circunscripción única.
Mientras tanto, habrá que seguir echando cuentas en cada una de las 52 circunscripciones electorales (las 50 provincias más Ceuta y Melilla) con el método ideado por el jurista belga Víctor d"Hondt en el siglo XIX.
Para calcular cómo se reparten los escaños, debe dividirse el total de votos de cada partido que haya alcanzado al menos el 3% de los sufragios entre uno, dos, tres, cuatro, hasta llegar al número de plazas en juego en cada circunscripción.
Sólo habrá un lugar en el Congreso de los Diputados para los cocientes más elevados.
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