MARIA dijo..
Escribe aquí tu comentario (máx. 1.000 caracteres)La casa quemada, María, pertenecía a alguien muy conocido para los que somos del pueblo de Errazkin. En ningún momento el comentario de Javier indica egoísmo al dar gracias por no haberse quemado las casa colindantes. Creo que todo ser humano, consciente o inconscientemente teme que le ocurran las desgracias ajenas, sin que ello signifique que se alegre o infravalore los daños que los demás sufren. Además, la casa vecina a la que se ha quemado perdió hace un año a su únca habitante, a la esencia del pueblo de Errazkin, y yo misma, aquí y ahora, confieso que también doy las gracias a quien tenga que dárselas por que esa casa no haya sufrido daños, ya que es lo único que nos queda de aquella mujer que tantos años vivió en ella. Y no es tema de egoísmo, María, es simple, puro y humano sentimentalismo.
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LA CATASTROFE YA HA OCURRIDO PARA LA CASA CALCINADA, PODÍA HABER SIDO DE MAYORES DIMENSIONES SI HUBIERA ALCANZADO A LAS CASAS COLINDANTES (ENTRE LAS QUE SE ENCUENTRA LA TUYA) CLARO QUE SI PERO NO SEAS TAN EGOISTA JAVIER QUE ESTA CASA NO SE HA SALVADO Y LA CATASTROFE HA OCURRIDO.
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Escribe aquí tu comentario (máx. 1.000 caracteres).Muchas gracias de todo corazón a los vecinos de mi pueblo,que han evitado una auténtica catástrofe,ya que mi casa nativa está adosada a la calcinada y hay varias casas próximas.Gracias a los bomberos,gracias a Dios,gracias a que ha ocurrido a las nueve de la mañana...Escalofriante la escena
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Escribe aquí tu comentario (máx. 1.000 caracteres) La casa incendiada, María, pertenecía a alguien muy conocido y especialmente querido del pueblo de Errazkin. El hecho de dar gracias por no haberse extendido las llamas no responde al egoísmo, sino a la propia naturaleza humana que, ante las desgracias, consciente o inconscientemente, agradece que lo sucedido no le haya tocado. La casa vecina, por otro lado, perdió hace un año a su única habitante, alma y esencia del pueblo, y yo también confieso, aquí y ahora, que doy gracias a quien tenga que dárselas por no haber perdido lo único que de ella nos queda. Por tanto, no se trata de tachar de egoista ni de hacer afirmaciones categóricas, María, sino de intentar por un momento entender la pura, simple y llana condición humana.
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