Este viernes ha comenzado la cuarta jornada de rastreo de la zona de los
Alpes franceses donde permanecen los
restos del
avión A320 de Germanwings que
se estrelló el pasado martes cuando cubría la línea entre Barcelona y Düsseldorf.
Las autoridades francesas vuelven a utilizar los
helicópteros desde la base de Seyne-les-Alpes para llegar a la escarpada montaña donde se estrelló el aparato provocando la
muerte de sus 150 ocupantes.
La prioridad será buscar la
segunda caja negra, para poder avanzar en la investigación, después de que la primera, hallada pocas horas después de la catástrofe, revelara que
el copiloto pudo causar el accidente de forma deliberada.
Los especialistas y forenses seguirán rescatando de la montaña los restos mortales de los ocupantes, que están siendo trasladados hasta un centro de campaña montado en Seyne-les-Alpes para su identificación.
En ese sentido, las autoridades francesas tomaron muestras de ADN a los
familiares de las víctimas que ayer se trasladaron hasta la falda alpina en la que perecieron sus allegados.
El portavoz del Ministerio del Interior, Pierre-Henri Brandet, aseguró que la
repatriación de los mismos a sus países, esencialmente a Alemania y España, de donde procedían la mayor parte de los
pasajeros, no se hará hasta que se hayan recogido la totalidad de los restos y se haya procedido a las identificaciones.
La región alpina cercana a la zona del
accidente acoge todavía a familias de las víctimas, algunas que decidieron permanecer en el lugar tras los actos oficiales que tuvieron lugar la víspera y otras que siguen llegando.